El 16 de julio del 2016, un hombre fue hallado asesinado en el fondo de una letrina en una chacra de las afueras de Aristóbulo del Valle. La Justicia identificó al autor y lo condenó por el homicidio. Este ya gozaba de salidas transitorias de la cárcel y al no regresar fue ubicado y detenido.
Juan Carlos Olivera (45) cursa el final de su condena por el crimen de Obaldo Piriz (59) y en la noche del domingo debía regresar a la Unidad Penal II de Oberá. El sábado había salido y tenía la obligación de regresar a las 17, pero a las 21.30 el Servicio Penitenciario alertó a la policía para encontrar al condenado.
Efectivos de la Unidad Regional XI comenzaron las averiguaciones acerca de dónde podía encontrarse. Fueron hacia el domicilio de su pareja en Aristóbulo del Valle pero el resultado fue negativo. Siguieron la búsqueda y sí lo hallaron en la casa de su hermana.
Olivera manifestó que simplemente no pudo volver al Penal puesto que no tenía dinero para el pasaje. Fue detenido y trasladado para quedar nuevamente bajo custodia del Servicio Penitenciario.
El hecho de no haber regresado voluntariamente, le deparará consecuencias. Fuentes consultadas por este Diario señalaron que perderá el beneficio de las salidas transitorias y deberá cumplir la totalidad de tiempo que le resta de pena en prisión.
Olivera fue condenado por el Tribunal Penal de Oberá a la pena de 14 años de prisión, luego de homologar el juicio abreviado que había acordado su defensa con la fiscalía ante el Tribunal.
Se había declarado culpable de asesinar de un disparo a Obaldo Piriz, quien era su compañero de trabajo como cuidadores de una chacra en Picada Belgrano.
En la mañana del sábado 16 de julio de 2016, el encargado fue al lugar y no encontró a ninguno de los dos empleados. Observó que había desorden.
La puerta del baño tipo letrina estaba cerrada por lo cual fue a ver si alguien estaba dentro. Sí, allí estaba Piriz, pero hundido en el hueco a un metro y medio de la superficie en medio de excrementos.
Avisó a la policía y al extraer el cuerpo, el médico de la fuerza informó que el cadáver presentaba una lesión similar a la de arma de fuego en el hueso occipital, es decir, un disparo en la nuca.
Respecto al autor, las averiguaciones indicaron que la noche anterior, Piriz estuvo en compañía de Olivera. Cuando dialogaron con él dio una coartada inverosímil, por lo cual lo arrestaron como sospechoso. Le hicieron el test de parafina y este dio positivo.
Entre sus ropas tenía la suma de 6.400 pesos. Los investigadores estimaron que el dinero fue producto de la venta de las dos escopetas que había en la vivienda que como cuidadores ambos ocupaban. Las mismas nunca fueron halladas.









