Por Agustina Rolón
Obtener un título universitario requiere años de esfuerzo e inversión económica. Es por eso que luego, no poder ejercer esa profesión elegida por falta de oportunidades u otros motivos, implica en muchos casos una frustración que impacta de forma trascendental en lo emocional y en lo económico. Esa es la situación de muchos jóvenes misioneros que, en busca de abrirse camino en sus profesiones, deben trabajar mientras en otros empleos no calificados.
Una de ellas, Eliana Báez, una posadeña de 31 años que a cinco años de graduarse como Licenciada en Nutrición se encuentra trabajando en un comercio de la ciudad. Si bien se trata de un local de alimentos saludables que, cuando buscaba empleada, requería alguien que pueda asesorar a los clientes, la joven contó a PRIMERA EDICIÓN que es mínimo el asesoramiento que realiza ya que los compradores, en la mayoría de los casos, entran sabiendo exactamente qué buscan.
“Entré ahí pensando que era relacionado a mi profesión, pero no. Hago otras cosas como manejo de caja, reposición de productos y atención al cliente. Si bien hay algunos clientes que piden información de determinados productos, siento que hago quizás un 85% de otras cosas”, explicó Eliana.
Cabe destacar que la función esencial de un Licenciado en Nutrición es la de atender pacientes y guiarlos, según sus necesidades, con una alimentación balanceada, ya sea para cambiar su estilo de vida o propiciar su salud.
En ese marco, Eliana contó que particularmente en Posadas, la mayor salida laboral se concentra en el ámbito privado ya que las oportunidades en el ámbito público son mínimas y “se necesita un contacto para ingresar”.
“En lo público ya hay muchos nutricionistas instalados que están hace mucho tiempo y cuesta insertarse si no tenés algún conocido. Esa sería la barrera para ejercer en el ámbito público: hay pocos cupos, los cupos ya están cubiertos y encima hay gente en espera”, indicó.
De hecho explicó que cuando quiso ingresar como pasante a la obra social del Estado, le indicaron que ya había una gran cantidad de nutricionistas en espera por cubrir esos cupos, comunicando entre líneas que serían nulas las posibilidades de su ingreso.
Otra alternativa sería abrirse paso en el ámbito privado con un consultorio propio o en algún espacio interdisciplinario que combine nutrición, psicología, y otras terapias. Una alternativa que si bien es factible, muchos profesionales como Eliana no la eligen por la inversión económica que implica y el tiempo que tarda un profesional en hacerse una cartera estable de pacientes que le permita tener una estabilidad económica. En ese sentido, según la joven, el cálculo aproximado sería de cuatro pacientes al día, los cinco días de la semana, para lograr cierta estabilidad; a lo cual se le suma otra dificultad: en Misiones, los pacientes que acuden a los profesionales de la nutrición no suelen ser constantes, según lo que observó Eliana, que ya probó suerte en otras provincias como Corrientes.

Tras eso reflexionó sobre el impacto que tiene esta situación en su vida personal, “por momentos mal y por otros bien. Por momentos lo veo como un medio para llegar al fin que yo busco, como un aprendizaje, una experiencia, o el medio para pagarme alguna capacitación; pero por otro lado, a veces pienso que pierdo tiempo trabajando ahí y no ocupando el rol de nutricionista. Uno se siente frustrado porque no ejercés lo que estudiaste”, finalizó.
Otro caso, como el de Eliana, es el de Yoselí Benítez, una Licenciada en Criminalística de 30 años que hace más de tres años está buscando la oportunidad de abrirse camino en su rubro profesional entregando currículums mientras trabaja como empleada de comercio en una papelera.
“El rubro acá en la ciudad es muy acotado, la falta de oportunidades es realmente significativa. Solamente algunas personas pueden insertarse, ya sea a través de alguna fuerza, o trabajando para el Poder Judicial de manera particular. No hay lugar para todos, en este momento es muy grande la oferta de profesionales y la demanda laboral es reducida”, contó a este Diario.
Según explicó, lo que sucede particularmente con la Licenciatura en Criminalística a es que muchos de los jóvenes que eligen esa carrera, ya están vinculados a la Policía que es la entidad que más absorbe profesionales de esa área. Algo que, según la joven, no advierten a la hora de ofrecer la carrera.
Otra opción para ejercer la profesión sería en el Poder Judicial de la Provincia o bien como una prestadora particular. “Si quisiera desempeñar esta carrera de manera particular ejerciendo la profesión tendría que tener muchos elementos y materiales como para poder hacer pericias. Es decir, es algo que demanda mucho dinero porque para una pericia documentológica tenés que tener distintos materiales”. A su vez, es muy baja la cantidad de clientes que podría contratar a estos profesionales de forma particular, explicó Benítez.
En cuanto a cómo impacta esta situación explicó, “para mí es muy duro, porque esto me llevó a buscar otro tipo de trabajo que nada tiene que ver con mi formación académica. Te bajonea, y en mi caso, ni hablar, porque tuve que buscar otra carrera para poder encontrar mi oportunidad, en un trabajo donde pueda desempeñarme profesionalmente”, afirmó. La joven, como último intento de desempeñarse como profesional, contó que está cursando el segundo año de abogacía, “otra vez es un desafío, ya lo había hecho en la primera oportunidad, estudiaba y trabajaba al mismo tiempo con la esperanza justamente de poder tener un trabajo mejor, a costa de mi sacrificio, pero bueno… llegó el día y no ocurrió. Ahora es volver a estudiar con la misma esperanza de poder en algún momento insertarme… algo preocupante porque no se sabe a ciencia cierta si realmente vas a poder encontrar tu oportunidad”, indicó.
De recibirse de abogada, contó que aspira a encontrar cualquier trabajo que implique una labor profesional vinculada a su primera o segunda carrera. “Si bien no tengo seguro qué quiero, por el momento mi idea es buscar algún equipo, algún lugar, o alguna oficina y encontrar algo que vaya por el lado de la criminalística o la abogacía”, reflexionó.
Finalmente, una persona más en la misma situación es Rodrigo Maidana, un eldoradense de 34 años graduado del Profesorado de Historia que actualmente, y ante la falta de horas, encontró su rumbo en la carpintería, una ocupación a la cual se dedica también su padre. “En realidad la carpintería era mi changa cuando yo era estudiante. En ese entonces ayudaba a mi papá con algunos trabajos pero no a tiempo completo ya que cursaba. La idea siempre fue recibirme y dedicarme a lo que estudié y seguir teniendo la carpintería como un segundo ingreso económico”, indicó.
Sin embargo, contó que buscó horas cátedra Apóstoles y alrededores, logrando únicamente conseguir algunas suplencias esporádicas. Es por eso, y porque tuvo una hija de quien debía ocuparse, que finalmente decidió desistir de su carrera y dedicarse tiempo completo a la carpintería ya que era su fuente de ingresos más estable. Sobre eso reflexionó, “la verdad es que me encantó mi carrera y la volvería a elegir, pero la hubiera estudiado por gusto, más de grande, sin la ilusión de encontrar trabajo de eso. Si pudiera hacer las cosas de otra manera priorizaría una carrera que me dé trabajo profesional más fácil y luego estudiaría historia por gusto. Si hubiera sabido que me iba a dedicar a la carpintería a tiempo completo no estudiaba nada porque es un oficio que ya conozco”, cerró.
Sobrevaloración y descarte para algunos puestos
Finalmente, el ciclo de falta de oportunidades se completa cuando, a la hora de aspirar algunos puestos en el área administrativa de algunas empresas, éstas ven los perfiles de algunos profesionales y los descartan por estar “sobrevalorados” para el puesto.
Eso contó Yoselí Benítez, la licenciada en Criminalística que, si bien trabaja en una papelera, anteriormente buscó otros puestos como administrativa aprovechando que, por su formación, tiene experiencia en el manejo de ciertos documentos legales y administrativos.
“Mi idea es dejar la atención al cliente, pero en varias oportunidades me rechazaron con el argumento de estar sobrevalorada para un puesto en el área administrativa. En por lo menos dos casos me dieron a entender que la empresa quiere empleados que estén a largo plazo y saben que yo si me recibo o encuentro algún trabajo de lo mío, es obvio que voy a querer irme”, detalló.
Un argumento que a su vez, la joven ratificó ya que lo que más aspira es tener la oportunidad de desempeñarse como profesional de algún área.






