En el Alto Uruguay misionero, al este de la ruta nacional 14, la cuenca lechera más importante de la provincia concentra a pequeños productores que, día a día, ordeñan entre 10 y 50 vacas cada uno. Juntos aportan alrededor de 16.000 litros diarios, que cooperativas y asociaciones transforman en quesos y otros derivados. Pero sostener esa producción en un clima subtropical, con abundante forraje en verano y déficit en invierno, es un desafío. Por eso, técnicos del INTA y otras instituciones trabajan en la incorporación de pasturas adaptadas y manejos estratégicos para mejorar la eficiencia, la resiliencia y la rentabilidad de los tambos.
“El diseño, planificación y aprovechamiento eficiente de las pasturas son determinantes para lograr una producción estable de leche todo el año”, afirma Eliseo Cornelius, extensionista y jefe de la AER Santa Rita del INTA Misiones. Explica que el manejo forrajero no solo incide en los litros obtenidos, sino también en la salud y la fertilidad del rodeo, y en los costos de producción.
Las evaluaciones realizadas en chacras de productores y en ensayos específicos muestran que especies como BRS Kurumi, BRS Capiaçu, Doña Emma, Tangola, Aruana, Tifton 85 y Clon 51 ofrecen opciones para distintos objetivos y condiciones. El BRS Kurumi se destaca por su equilibrio entre rendimiento y calidad: más de 12.500 kg de materia seca por hectárea y 20,6% de proteína, con digestibilidad alrededor del 70%. “Es ideal para pastoreo directo, muy palatable y ha demostrado incrementar la producción de leche hasta un 20% en tambos de la zona”, apunta la Dra. Paola Sanz, investigadora del INTA.
Por su parte, el BRS Capiaçu es un pasto elefante de gran porte, pensado para corte y ensilaje, que supera las 110 toneladas de materia verde por corte, aunque con menor contenido proteico (8,5%). En cambio, el Pasto Doña Emma, híbrido del jesuita gigante, combina buena producción de hojas tiernas y adaptabilidad a zonas con sombra moderada. El Tangola resiste suelos pobres y hasta anegados, mientras que el Aruana es muy palatable y apto para henificación. El Tifton 85 se adapta a suelos pobres y secos, y el Clon 51 ofrece altísima producción para sistemas de corte. Todas estas variedades de pasturas vienen siendo evaluadas por el INTA, la información está próxima a ser publicada en una cartilla de libre distribución entre técnicos y productores.
Claves de manejo
“Más allá de la elección de la especie, lo importante es el manejo: el pastoreo rotativo, el ajuste de la carga animal y la suplementación estratégica permiten equilibrar la oferta y la demanda de forraje y mejorar la eficiencia del sistema”, destaca Sanz. El desafío es planificar teniendo en cuenta el ciclo productivo de las pasturas, las lluvias, las temperaturas y la capacidad del predio. En invierno, cuando la producción natural de forraje disminuye, se vuelve clave recurrir a reservas conservadas mediante henificación, ensilado o bancos forrajeros.
Impacto en los productores
La incorporación de pasturas adaptadas reduce la dependencia de suplementos comerciales, mejora la dieta del ganado y estabiliza la producción a lo largo del año. “Esto no solo fortalece la economía de las familias productoras, sino que también aporta a la sostenibilidad del sistema”, señala Cornelius.
El trabajo articulado entre INTA, cooperativas y asociaciones locales facilita que las tecnologías y recomendaciones lleguen al productor, y que este pueda adaptarlas a su realidad.
En un contexto de pequeños tambos que dependen fuertemente de lo que producen sus campos, las pasturas adaptadas y un manejo estratégico se perfilan como herramientas clave para una lechería más eficiente, rentable y resiliente. La investigación y la extensión en territorio no solo mejoran la productividad, sino que también fortalecen el tejido económico y social que sostiene a la cuenca lechera del Alto Uruguay.

Campaña de vacunación
Durante estos días se está llevando adelante en la provincia de Misiones una nueva campaña de vacunación y detección de enfermedades en bovinos. Se trata de un trabajo que se realiza desde hace más de dos décadas que consiste en la realización de una campaña anual de saneamiento contra brucelosis y tuberculosis en rodeos lecheros, en alianza con la Facultad de Ciencias Veterinarias de la Universidad Nacional de Río Cuarto (UNRC). Esta práctica, declarada de interés provincial, involucra a estudiantes avanzados que, bajo supervisión del Ministerio del Agro, SENASA, INTA y Agricultura Familiar, recorren chacras realizando pruebas diagnósticas y vacunación estratégica de animales. El trabajo este año alcanza a 70 establecimientos, controlando 1105 animales.
Gracias a esta articulación interinstitucional, la provincia ha logrado consolidar y mantener su estatus sanitario libre para estas dos enfermedades. Además, el operativo permite recabar datos epidemiológicos actualizados y aplicar acciones focalizadas según los resultados.
Colaboración: Francisco Pascual y Martín Ghisio.





