Allá por 2017, una denuncia que se presentó en la comisaría de Montecarlo relató con crudeza los vejámenes que sufría una niña de 11 años de parte de su padre y de su cuñado. Tras tomar intervención la Justicia el dúo fue detenido. Con las pruebas recabadas tras la investigación, el Juzgado de Instrucción 1 de Eldorado, a cargo del magistrado Roberto Horacio Saldaña, elevó el caso a juicio contra ambos, quienes finalmente en agosto de 2020 reconocieron la autoría de los hechos que les imputaban y fueron condenados en juicio abreviado.
En base a los datos que oportunamente publicó PRIMERA EDICIÓN, todo comenzó en una vivienda que la familia compartía en Colonia Guatambú. Los involucrados eran un hombre de 52 años, padre de la víctima, y el marido de la hermana mayor de ésta, un sujeto de 36.
El progenitor había comenzado a doparla durante la cena: en el vaso de leche que la menor acompañaba con reviro, le colocaban pastillas para dormir. Esto había sucedido varias veces y tanto la niña como una hermana mayor le recriminaban al padre esta acción. Sin embargo, de familia humilde, prefería beber el contenido antes que tirarlo.
Si bien ambas se lo habían contado a la madre, ella no les hizo caso.
En una de esas oportunidades, tras haberle dado el somnífero, pero ya durante la madrugada y a la mañana del día siguiente, el progenitor se metió en la cama de la menor para comenzar con los abusos a pesar de las quejas de dolor de la niña.
Tiempo después, el padre continuó con esas acciones y, llevándola a una capuera, la accedió carnalmente. Ella nunca se animó a contar el hecho debido a que le tenía temor a su padre.
El otro involucrado, el cuñado de la menor, en varias oportunidades le había mostrado a la menor películas pornográficas. Cada vez que esto sucedía, la niña se lo recriminaba pero el hombre le pedía que no dijera nada. Ella lo contó igual, pero no le creyeron.
El mismo sujeto también la había manoseado por debajo de sus ropas en varias oportunidades.
Por otra parte, de la investigación surgió que cuando la menor se bañaba, tanto el padre como su cuñado le sacaban fotografías y la filmaban, hechos que quedaron registrados en sus teléfonos celulares y que luego fueron tomados como prueba.
Antes de que el caso llegara a la instancia de debate oral, la fiscalía y la defensa de los imputados llegaron a un acuerdo para abreviar el juicio.
El padre reconoció ser el responsable de los delitos de “abuso sexual con acceso carnal reiterado agravados por el vínculo y por haberse cometido contra una menor de 18 años valiéndose de la relación de convivencia preexistente, en concurso real”, por lo cual aceptó una condena de 10 años de prisión.
En tanto el cuñado, de nacionalidad paraguaya, se reconoció autor de los delitos de “abuso sexual sin acceso carnal agravado por haberse cometido contra una menor de 18 años, aprovechando la situación de convivencia preexistente y suministro de material pornográfico a menores de 14 años en calidad de autor, todo en concurso real”, a la pena de tres años de prisión efectiva.









