Tras el revuelo generado por la presencia de una familia de carpinchos en la costanera oeste de Posadas, Amado Martínez, titular de la Asociación Civil Yarará en Acción, advirtió que el lugar donde fueron vistos presenta serias dificultades para su subsistencia. Según explicó, en el pasado su organización intentó mejorar la zona colocando cartelería, limpiando y plantando árboles, pero “después vimos que está contaminado el agua, el cielo y la tierra en ese lugar”.
En diálogo con FM de las Misiones, señaló que el arroyo que desemboca allí recibe afluentes cloacales “en vivo y directo” y que el área también es frecuentada por cazadores y pescadores. Recordó que en el pasado “mataron todas las curiyú (una especie de serpiente) que había en esa zona” y alertó que “el cazador sabe. Él se va a las dos de la mañana con una canoita y va a poner un lazo y le va a agarrar”.
Si bien la difusión de la presencia de los animales podría generar mayor protección, el rescatista advirtió que también expone a los ejemplares a nuevos riesgos. “Por un lado le beneficia que la gente sepa que está protegida, pero por otro lado saber que están ahí es un riesgo para ellos”, expresó.
Consultado sobre una posible reubicación, sostuvo que la zona sur de Misiones, donde se encuentra Posadas, fue históricamente un gran bañado con abundante fauna. Sin embargo, la pérdida de esos ambientes dificulta encontrar lugares aptos para traslados. Además, remarcó que los procedimientos para mover ejemplares a otras provincias requieren permisos formales.
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Martínez indicó que aún existen carpinchos en arroyos y en el lago Urugua-í, aunque en menor número. Comparó la situación con lo ocurrido en Nordelta, donde los ejemplares se multiplicaron por la ausencia de depredadores. Explicó que antes especies como el puma, el yacaré o la boa curiyú ayudaban a regular la población. Sin esos predadores naturales, “si uno le protege, después va a llegar el momento en que va a haber mucho y va a tener otro problema”.
El referente de Yarará en Acción también alertó sobre el comportamiento de las crías que nacen acostumbradas a la presencia humana. “Si nacen viendo a la gente no van a tener más miedo y cada vez se van a salir más afuera” señaló, lo que incrementa su vulnerabilidad.
En la actualidad, la Policía Ambiental realiza patrullajes preventivos y pide a los vecinos no alimentar ni acercarse a los animales.







