En medio de una marcada caída en el precio que recibe el productor yerbatero, el sector atraviesa una de las crisis más profundas de los últimos años. Un informe del Centro de Economía Política Argentina (CEPA) reveló que en junio de 2025 el valor máximo pagado por kilo de hoja verde fue de $285 y el mínimo de $190, mientras que el kilo de yerba en góndola promedió $4.519, según el INDEC. Esto significa que el eslabón primario captó apenas el 18,9% del precio final, 5,5 puntos porcentuales menos que el promedio 2020-2023.
En este contexto, el productor misionero Jonas Petterson advirtió en diálogo con FM 89.3 Santa María de las Misiones que “la industria juega con la necesidad del productor” y reclamó volver al sistema regulado del Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM). Además, señaló que muchos productores ya finalizaron la cosecha endeudados y destinaron los pagos recibidos a cubrir obligaciones previas, lo que obliga a seguir tomando créditos para continuar trabajando.
“Estamos bastante preocupados, está muy difícil la situación porque el precio de la yerba no para de complicarse cada día más y estamos medio finalizando la cosecha. Muchos productores ya terminaron y no nos queda resto para seguir adelante”, explicó.
Según precisó, la gran mayoría sostuvo el precio inicial, pero hacia el final de la zafra se alargaron los plazos de pago y, en algunos casos, se pagó mucho menos, sobre todo a quienes venden en planta. “Hay precios que arrancan de los 200 a 300 pesos, dependiendo si sos socio de cooperativa o vendés a particulares. Pero hay productores que venden en planta a 100 o 90 pesos. Esto varía según la zona y la situación del productor”, detalló.
Petterson remarcó que la liberación del mercado dejó a los productores “a la buena de Dios”, ya que la necesidad inmediata es la que termina fijando los valores. “La industria juega con la necesidad del productor; sabe que viene mal, arrastrando deuda, y cualquier oferta que le haga termina aceptándola para cumplir con sus compromisos”, cuestionó.
Respecto a las acciones futuras, reconoció que el único momento para pelear por un buen precio es al inicio de la cosecha, pero lamentó que la división interna por cuestiones políticas debilitó reclamos anteriores. “Espero que el próximo inicio nos encuentre unidos y defendiendo nuestra producción, no peleados y divididos como sucedió en los últimos movimientos”, manifestó.
Para Petterson, la clave es volver a la regulación de la actividad con el Instituto Nacional de la Yerba Mate funcionando plenamente. “Está demostrado que funcionó. Este sistema actual no ha demostrado ninguna mejoría. Lo que funcionó durante 20 años y hoy ya no está vigente, hay que volver a aplicarlo”, sostuvo.
Sobre la idea de reconversión productiva, fue tajante: “Ya estuvimos en esta historia. No hay otra actividad que te asegure algo mejor. Si a los tomateros les quieren bajar el precio, importan tomates de Paraguay y los funden. ¿Qué vamos a hacer nosotros? ¿Cortar nuestras plantaciones de yerba para plantar otra cosa y que después nos bajen los valores igual?”.
Recordó que otras producciones de Misiones, como tabaco, té, mandioca o ganadería, también atraviesan crisis de precios y limitaciones. En su caso, la mandioca tuvo en los últimos dos años “los peores precios históricos”. Respecto al café, reconoció que hay un movimiento para impulsarlo, pero advirtió que requiere aún más mano de obra que la yerba mate, un recurso que hoy es deficitario.
Sobre el futuro del sector, fue contundente: “A corto plazo esto va a empeorar. A mediano plazo seguirá difícil. Si la lucha es fuerte de parte de los productores, tal vez a largo plazo cambiemos la historia y volvamos a construir algo bueno. Si seguimos divididos, la situación difícil se va a prolongar”.
En cuanto a la posibilidad de medidas de fuerza, señaló que “eso lo dirán el momento y las condiciones”, pero recordó que cuando el sector tocó fondo, como en el año 2000, se produjeron reacciones históricas.




