La forestoindustria de Misiones sigue de cerca las negociaciones comerciales entre Estados Unidos y Brasil, luego de que la administración estadounidense decidiera incrementar de 10% a 50% los aranceles a una amplia gama de productos brasileños, entre ellos de la industria forestal. Considerando que Argentina afrontaría un gravamen del 10% para esas mismas posiciones arancelarias, se abriría una oportunidad para que empresas misioneras puedan ganar espacio en el mercado estadounidense, hoy concentrado en gran medida por el gigante sudamericano.
El presidente de la Asociación de Madereros y Afines de Ayolas y Apóstoles (AMAYADAP), Enrique Bongers, explicó que Brasil produce entre seis y ocho veces más que Argentina y es altamente competitivo en energía, costos laborales y logística. Además, ya gestiona que artículos clave -como molduras y compensados- queden fuera de la medida. “Si el arancel alto se aplica de forma amplia, podríamos tener un ‘veranito’ productivo. Pero por ahora no hay pedidos concretos y la cautela predomina”, indicó.
Los aranceles estadounidenses sobre una amplia gama de productos brasileños entraron en vigencia el pasado miércoles por decisión del presidente Donald Trump de quintuplicar las tasas, del 10% al 50%, como parte de una campaña de presión política ante el juicio del exmandatario Jair Bolsonaro.
Una oportunidad
Durante el año 2024 las exportaciones de Brasil a dicho mercado explicaron más del 8% del total (por un monto de 3.300 millones de dólares, especialmente pasta celulósica y derivados de la madera) mientras que las exportaciones argentinas del sector a Estados Unidos apenas alcanzaron los 150 millones de dólares en total.
El economista Alonso Schwarz, de la Fundación Mediterránea, explicó que “dentro del grupo de productos derivados de la madera donde se generarían las mayores oportunidades de mercado para nuestro país, y donde ya existen industrias exportadoras en nuestro país, encontramos a las maderas perfiladas, puertas y marcos de Madera y Maderas Aserradas de Coníferas”.
En un informe publicado en julio describe que “en los rubros que también sería afectado por esta desviación del comercio y donde se observa que Argentina ya es importador neto encontramos principalmente a maderas y tableros Laminados y contrachapados”.
“Finalmente, en un punto intermedio encontramos el rubro tableros de fibra de madera, donde observamos que el año pasado Brasil vendió a Estados Unidos por 100 millones de dólares y Argentina también es exportador”, explicó.
“Este escenario internacional genera importantes oportunidades que serán aprovechadas por aquellas empresas con historial exportador en los rubros correspondientes, habiéndose ya adaptado a las exigencias de calidad, certificaciones ambientales y logísticas del comercio internacional”, cerró Schwarz.
Situación difícil
Más allá de las expectativas externas, la situación interna es compleja. Según la cámara, la demanda en el mercado nacional se derrumbó más de un 60% y las exportaciones cayeron entre un 20% y 30%, con impacto directo en el nivel de actividad. Varios aserraderos de AMAYADAP redujeron horas de trabajo, personal o directamente frenaron la producción; hay tres plantas paradas y una en venta. “Hoy muchas empresas operan solo para cubrir costos y sostener empleos, con rentabilidad nula”, señaló Bongers.
El panorama se agrava por la distancia a los puertos -unos 1.100 kilómetros- y las elevadas tasas de interés, que encarecen el financiamiento. “Hoy se toma crédito no para invertir, sino para pagar aguinaldos o gastos corrientes. Algunas industrias pudieron diferir pagos de energía como medida de alivio, pero son paliativos y el mercado no repunta”, explicó el dirigente.
En este contexto, AMAYADAP también impulsa un recambio generacional en las empresas asociadas, con la incorporación activa de hijos y nietos de fundadores a la conducción. La cámara busca fortalecer su rol como nexo entre industriales y los gobiernos provincial y nacional, y elevar los planteos del sector a la Federación Argentina de la Industria Maderera y Afines (FAIMA).
El eventual cambio en el esquema de aranceles de Estados Unidos es visto como una oportunidad que podría amortiguar el difícil presente de la forestoindustria misionera, pero no como una solución estructural. “Si se abre esa ventana, hay que estar preparados para aprovecharla, pero sin perder de vista que los problemas de competitividad y presión fiscal siguen siendo los mismos”, concluyó Enrique Bongers.





