En los últimos días, con el regreso de las temperaturas altas y una marcada humedad en varias regiones del país, volvió a ser habitual la presencia de lagartijas dentro de las casas. Aunque muchos las ven como simples visitantes, lo cierto es que su aparición guarda un significado más profundo, tanto desde el punto de vista ecológico como simbólico.
Reptiles que buscan calor, comida y refugio
Las lagartijas son animales ectotérmicos, lo que significa que dependen del calor del ambiente para regular su temperatura corporal. Por eso, en los meses más cálidos, buscan paredes soleadas, ventanas abiertas, techos o rincones donde puedan mantenerse calientes.
Además, se sienten atraídas por lugares donde encuentran alimento —principalmente insectos pequeños— y espacios seguros para esconderse y reproducirse. Esto explica su presencia frecuente en viviendas cercanas a zonas con vegetación o en barrios donde aún persisten espacios naturales.

Un indicio de buena salud ambiental
Desde el punto de vista biológico, encontrar lagartijas en el hogar puede ser una señal positiva. Su presencia indica que el ecosistema local está relativamente equilibrado y que el aire no está contaminado con productos tóxicos o pesticidas. En otras palabras, si una casa tiene lagartijas, probablemente también tiene un ambiente que favorece la biodiversidad.
Lo que dicen la astrología y las culturas ancestrales
Más allá de lo científico, estos reptiles también han despertado interpretaciones simbólicas a lo largo de la historia. En varias culturas, las lagartijas fueron asociadas con la regeneración, la renovación y la protección del hogar. Se cree que traen buena suerte, abundancia y que su aparición es un presagio de que algo positivo está por llegar.
En la astrología y en algunas tradiciones populares, se dice que las lagartijas ayudan a limpiar energías negativas, ya que son guardianas naturales del espacio que habitan. Por eso, muchas personas optan por no ahuyentarlas ni matarlas, sino dejarlas en paz y observar su comportamiento.
¿Por qué no hay que ignorarlas?
Aunque inofensivas para los humanos, su presencia puede indicar que hay una buena población de insectos en casa, algo que conviene controlar. A la vez, su comportamiento puede servir como una advertencia: si de repente desaparecen o se ven muertas, podría estar ocurriendo un desequilibrio ambiental, como el uso excesivo de productos químicos o fumigaciones intensas.
En zonas urbanas donde cada vez hay menos espacios verdes, la aparición de estos reptiles también puede ser una oportunidad para reflexionar sobre la relación entre las personas y su entorno natural.
Convivencia y respeto
Lejos de ser una plaga, las lagartijas cumplen una función útil: ayudan a controlar insectos y mantienen un equilibrio dentro del microecosistema del hogar. No son agresivas, no muerden, y suelen evitar el contacto con humanos.
Por eso, expertos en biodiversidad y ambiente recomiendan no eliminarlas ni atraparlas. “Si están en tu casa, es porque encontraron ahí un lugar propicio para vivir. Y eso no es malo”, resumen.






