Misiones vuelve a destacarse a nivel nacional gracias al compromiso y la vocación de sus educadores. Entre los seis finalistas del prestigioso premio “Docentes que Inspiran” se encuentran dos representantes de la tierra colorada: Edgardo Doberstein y Gabriela Büttner, seleccionados entre más de 2.100 postulaciones de todo el país.
Doberstein ejerce su labor en la Escuela Provincial de Educación Técnica N.º 18, ubicada en Puerto Esperanza. Su trabajo cotidiano y la manera en que transforma la realidad de sus estudiantes lo llevaron a esta instancia decisiva del certamen que reconoce a quienes marcan la diferencia en las aulas argentinas.
En diálogo con FM 89.3 Santa María de las Misiones, el docente compartió detalles sobre su tarea, sus motivaciones y el camino que lo condujo hasta esta distinción que enaltece la profesión. Su historia es una de las que inspiran, emocionan y confirman que enseñar también es una forma de transformar el mundo.
“Es una emoción muy grande el presente que me toca. Ya somos ganadores desde el momento en que fuimos seleccionados entre 2.100 postulantes. Llegar a la final con cinco colegas más es verdaderamente un logro personal inmenso. Estar ahí representa, especialmente, a mi escuela y a Misiones”, expresó Doberstein desde su querida Puerto Esperanza.
Consultado sobre el origen de su vocación, relató que su camino en las aulas comenzó en 2015, cubriendo una suplencia de cuatro horas de electrónica en quinto año. “No vivo exclusivamente de la docencia, tengo otra ocupación, pero descubrí mi vocación enseñando, transmitiendo lo que sé. Vengo de una familia de inventores, y qué mejor lugar que la escuela para aplicar todo eso, para que los estudiantes salgan adelante y puedan usar lo aprendido”, remarcó.
Acerca de cómo logra mantener el interés de sus alumnos, admitió que no es una tarea sencilla. “No es fácil captar la atención. En lo personal, trato de motivarlos, de que encuentren inspiración”, explicó. Su estrategia consiste en promover una participación activa. “Trabajamos mucho con proyectos innovadores. Me gusta que ellos me traigan el problema o que yo se los plantee, y en equipo buscar una solución”, añadió.

El trabajo sostenido en el tiempo se refleja en los logros obtenidos. Según contó, participaron en más de cinco ferias nacionales donde fueron distinguidos en diversas ocasiones. “Eso nos permitió conseguir insumos para seguir con nuevos desarrollos. Y en lo motivacional, fue clave para que los chicos se animen a participar en eventos y despierten su vocación”, destacó.
Uno de los momentos que más lo marcó como docente fue el impacto que generó un proyecto tecnológico en la vida de sus estudiantes. “Tengo alumnos que presentaron con nosotros el ‘Mono Leo’, un dispositivo para niños ciegos. Algunos de ellos hoy estudian trabajo social, y otros, que pensaban seguir otra carrera, eligieron electrónica. Eso me motiva muchísimo”, aseguró.
Al hablar sobre los desafíos actuales de la educación técnica, Doberstein hizo foco en los recursos. “En el área de proyectos, los insumos son fundamentales”, dijo. Como ejemplo, recordó el dron submarino que fabricaron el año pasado y llevaron a la Feria Nacional en Buenos Aires. “Ese tipo de iniciativas tiene un costo. Siempre estamos buscando materiales y apoyo para seguir adelante”, señaló.
En ese sentido, valoró el aporte de la comunidad. “Las empresas locales nos ayudan. La primera impresora 3D que montamos en 2015 fue donada por una firma forestal de Puerto Esperanza. También hay vecinos que colaboran económicamente cuando les contamos lo que queremos desarrollar. Y contamos con el acompañamiento del Estado provincial”, reconoció.

Finalmente, reflexionó sobre su rol como formador de jóvenes. “Trato de inculcar a mis alumnos empatía, resiliencia y pensamiento crítico. Que no sean solo técnicos fríos y calculistas, sino que aprendan a ponerse en el lugar del otro. Eso me ha dado muy buenos resultados en estos años de docencia”, concluyó.












