El dólar minorista se negoció a $1.370 este lunes en las pantallas del Banco Nación, con lo que se aleja de su máximo histórico, pero la tensión cambiaria continúa. En el mercado informal, el dólar blue se vende con un retroceso de veinte pesos, a $1.315.
En el segmento financiero, el contado con liquidación (CCL) caía 0,1% y se ubicaba en $1.359, mientras que el dólar MEP perdía 0,2% y cotizaba a $1.358. Por su parte, el tipo de cambio mayorista se negociaba este lunes con tendencia bajista en $1.353.
El mercado cambiario entra en una etapa crítica y los analistas coinciden en que se avecinan semanas definitorias para el dólar y la estrategia económica oficial. El tipo de cambio oficial acumula una suba del 17% desde fines de junio y comienza a acercarse peligrosamente al techo de la banda, en un contexto donde las reservas se incrementan, pero la tensión en el frente cambiario no cede.
Para los especialistas, el esquema vigente enfrenta el desafío de sostenerse sin agotar reservas, en un trimestre donde la oferta de divisas se debilita y la demanda se mantiene firme. Expertos comentaron que la estrategia del Gobierno combina tasas reales elevadas, una fuerte absorción de pesos y control del tipo de cambio, con el objetivo de llegar a las elecciones con un frente financiero estabilizado.
Sin embargo, señalaron que la reciente acumulación de reservas -impulsada por compras del Tesoro para cumplir metas con el FMI- no implica un cambio de rumbo estructural, sino una táctica puntual ante la presión externa.
Asimismo, indicaron que el desbalance cambiario se profundiza: el agro agotó su aporte extraordinario y la Formación de Activos Externos sigue en niveles récord.
En ese marco, el sistema se ve obligado a redefinir incentivos, con un esquema que comienza a funcionar más cerca del techo que del centro de la banda, lo que podría cambiar la lógica del carry trade y poner a prueba la resistencia del ancla cambiaria.
Para los especialistas, el margen de maniobra es cada vez más estrecho. Si el techo logra anclar expectativas, el esquema puede sostenerse sin ventas de reservas. De lo contrario, será necesario intervenir en el mercado, lo que podría reforzar las dudas sobre la sostenibilidad poscomicios. La tensión está planteada, y el comportamiento del dólar en las próximas semanas será clave para anticipar el desenlace.
Estrategia oficial
En las últimas semanas, el Gobierno redobló su apuesta para sostener el ancla cambiaria. Delphos reporta que la política monetaria se mantuvo contractiva: tasas reales positivas, intervención en futuros y fuerte absorción de pesos.
Todo ello apunta a frenar la inflación sin ceder en el tipo de cambio, aun cuando esto implique mayores compromisos financieros.
Durante julio, las autoridades lograron acumular cerca de 1.500 millones de dólares en reservas, producto de una estrategia táctica para cumplir con el FMI. Esa dinámica derivó en una suba del dólar oficial del 13% desde fines de junio, una variación que sorprendió al consenso de mercado. Sin embargo, los analistas aclaran que este giro no implica un cambio de fondo.
Para Delphos, el Gobierno sigue enfocado en su hoja de ruta: una política monetaria contractiva que permita llegar a las elecciones con la inflación en baja. La suba reciente del tipo de cambio se enmarca dentro de esa estrategia general. En paralelo, destacan que los bonos a tasa fija de corto plazo pueden ofrecer oportunidades para inversores dispuestos a asumir cierta volatilidad.
Estos instrumentos permiten capturar tasas altas sin necesidad de esperar una compresión adicional en la curva, en un contexto donde el Gobierno busca blindar el mercado cambiario con herramientas tradicionales.
Reservas, ancla y FMI: un delicado equilibrio
El mes de julio mostró una tensión creciente entre el objetivo de acumular reservas y mantener el tipo de cambio controlado.
Delphos señala que la doble meta fue parcialmente alcanzada, aunque a costa de mayor presión cambiaria. La depreciación del peso fue más acelerada de lo previsto, lo que generó cierto desconcierto en el mercado.
El Tesoro actuó con fuerza para sumar divisas, presionado por los compromisos asumidos con el FMI.
Sin embargo, desde la consultora aclaran que no se trata de un cambio estructural en la estrategia económica, sino de una necesidad puntual para destrabar desembolsos. Aun así, esa decisión alteró el equilibrio del sistema y expuso su fragilidad.
La prioridad sigue siendo la desinflación. Para los expertos, si se mantienen los actuales fundamentos -tasas reales positivas y control monetario-, la acumulación de reservas debería producirse de manera natural. Pero el margen es escaso y el mercado lo sabe.
Delphos advierte que la credibilidad del esquema depende de sostener esta línea sin ceder ante la presión. De lo contrario, los riesgos de intervención crecerán a medida que se acerquen los comicios.
El mercado pone a prueba el techo cambiario
Pablo Moldován, economista de C-P, advierte que el mercado ya opera cerca del techo de la banda cambiaria. Con una suba del 17% desde fines de junio, el tipo de cambio se mueve dentro de un nuevo régimen, donde los incentivos del carry trade cambian completamente. En el centro de la banda, los inversores exigen cobertura. Pero cuando el dólar se ubica cerca del techo, la regla cambiaria funciona como ancla.
Esto genera una dinámica parecida a una “tablita”, donde la previsibilidad puede inducir ventas privadas de dólares y sostener el esquema sin intervención oficial.
Sin embargo, Moldován plantea dos posibles escenarios: si el carry trade ancla expectativas, la estabilidad puede sostenerse. Pero si no alcanza para compensar el desbalance externo, el Gobierno deberá vender reservas, lo que podría gatillar dudas post-electorales.
El especialista señala, en su cuenta de la red social X (ex Twitter), que la presión externa se agudiza por la caída en las liquidaciones del agro y la persistencia de una fuerte demanda de divisas.
Pocos dólares, demandafirme y FMI al acecho
Moldován remarca que la oferta de divisas se reduce de forma significativa. El agro adelantó ventas por 4.000 millones de dólares hasta julio, un 23% por encima del promedio histórico. Pero esa dinámica fue excepcional y no se repetirá en el tercer trimestre.
Mientras tanto, la demanda sigue firme. Las importaciones no caen, el turismo al exterior se expande, y las compras para atesoramiento alcanzan nuevos récords. Además, la Formación de Activos Externos acumula US$ 4.100 millones desde abril, lo que evidencia filtraciones del cepo por parte de empresas. Frente a este escenario, ni siquiera las intervenciones en futuros logran frenar la suba del dólar.
El mercado comienza a descontar que el actual esquema cambiario se encuentra en una fase terminal. Moldován considera que los próximos meses serán determinantes para definir si el modelo sobrevive o colapsa bajo presión.
El sistema en duda
El experto advierte que el sistema cambiario se enfrenta a un desafío central: sostenerse sin agotar reservas. Con el tipo de cambio cerca del techo y una demanda de dólares que no afloja, la única opción es que el mercado continúe apostando al peso. Pero ese incentivo se debilita.
Si el carry no alcanza para sostener el esquema, la intervención oficial se tornará inevitable. Y en ese punto, lo que está en juego es la credibilidad del modelo económico. Según Moldován, las semanas que siguen serán decisivas.
No hay margen para errores, y la presión sobre el dólar podría aumentar si el Gobierno no logra mantener firme su compromiso con la estabilidad.
El escenario electoral añade incertidumbre: sin confianza, el mercado puede girar rápidamente hacia una dinámica defens







