Bajo la hipótesis de que se puede detectar a través de la saliva si una persona está en situación de riesgo permanente y siendo víctima de maltrato, científicos argentinos de la Universidad de Buenos Aires utilizan biomarcadores epigenéticos para identificar alteraciones moleculares asociadas a la violencia en la infancia.
Investigaciones genéticas similares están hoy en marcha en EEUU, Canadá y Francia. En Argentina, el estudio se realiza desde hace varios años en colaboración con la Unidad de Violencia Familiar del Hospital Elizalde de Buenos Aires, donde ya se recolectaron muestras de pacientes.
A fines de año se confirmaría un grupo de casos, en función a pacientes que se atienden en ese centro de salud y tienen indicadores de atravesar situaciones de violencia, así como un grupo de control para hacer el monitoreo. En total serían unos 40 chicos: aunque es una muestra acotada, serviría como una primera fase de la investigación, que demandará varios años. Se estima que a principios de 2026 se podría contar con el análisis completo del material genético de los dos grupos.
Huellas moleculares
El maltrato infantil deja huellas profundas y persistentes, no solo en el plano emocional y psicológico, sino también a nivel molecular. De acuerdo con la información publicada por la UBA, las consecuencias de la violencia en la infancia incluyen un mayor riesgo de desarrollar depresión, ansiedad y tendencias suicidas. Estas secuelas pueden acompañar a las víctimas durante toda su vida, afectando su bienestar y su desarrollo integral.
El equipo dirigido por Eduardo Cánepa, al frente del Laboratorio de Neuroepigenética y Adversidades Tempranas del Instituto de Química Biológica de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, ha enfocado sus esfuerzos en crear herramientas que permitan detectar el maltrato antes de que se manifieste de manera evidente o irreversible. “Queremos ver si en saliva se pueden ver los cambios en la metilación del ADN. Poder usarlo de diagnóstico temprano del maltrato, es decir, cuando todavía no se ha podido descubrir con otro tipo de controles”, comentó Cánepa.
Según explicó el científico, el estudio se enfoca en la metilación del ADN porque están buscando si hay patrones específicos de metilación que aparezcan con mayor frecuencia en niñas y niños que sufren maltrato. “Si detectamos diferencias significativas con respecto a un grupo de control, podríamos estar frente a un marcador confiable”, indicó.
La información permitirá no solo confirmar científicamente casos de maltrato, sino también pronosticar su impacto y evaluar la respuesta a tratamientos psicológicos.
La información obtenida no solo facilitaría un diagnóstico temprano, sino que también permitiría evaluar la eficacia de las intervenciones terapéuticas. Según detalló la UBA en un comunicado, el seguimiento de los biomarcadores a lo largo del tiempo podría indicar si las modificaciones genéticas detectadas mejoran o empeoran, ofreciendo así un indicador objetivo del impacto del tratamiento psicológico.
Biomarcadores
El equipo multidisciplinario está conformado por especialistas como el biólogo Bruno Berardino y la psicóloga Guillermina García Vizzi, quienes, junto a Cánepa, diseñaron un protocolo que parte de la recolección de saliva de los menores atendidos en el hospital. Estas muestras se someten a un análisis detallado de los biomarcadores epigenéticos, buscando identificar patrones específicos asociados a la exposición a situaciones de violencia.
El estudio se centra en las llamadas marcas epigenéticas, modificaciones químicas que afectan el ADN sin alterar su secuencia original. Estas marcas pueden activar, inhibir o modificar la expresión de genes clave para el funcionamiento del organismo. En el contexto del maltrato infantil, el entorno hostil y la exposición a situaciones de violencia generan cambios epigenéticos que obligan al cuerpo a adaptarse a un estado de alerta constante. “Estas modificaciones epigenéticas permitirían ver si la víctima va a tener un pronóstico más grave o menos grave. Cómo el niño o la niña están siendo afectados”, señaló Cánepa.





