Un estudio pionero en la región reveló la alarmante presencia de microplásticos en las aguas del Alto Paraná y arroyos.
Se trata de un estudio presentado por la investigadora del CONICET y docente de la Facultad de Ciencias Exactas, Químicas y Naturales de la Universidad Nacional de Misiones (UNaM), Natasha Schvezov, bióloga y especialista en ecotoxicología.
La experta está investigando el impacto de estos diminutos fragmentos de plástico en peces y anfibios.
“En la zona del Alto Paraná no había estudios. Ya tengo muestras para analizar en peces y ranas que interactúan con el río”, compartió la investigadora en diálogo con FM Universidad 98.7.
Al referirse a los resultados preliminares, obtenidos de muestras recolectadas entre 2022 y 2024 en Posadas, Garupá, Candelaria y Corpus, son contundentes: se encontraron partículas plásticas en todos los sitios analizados, incluso en zonas de bajo impacto urbano como Corpus. Esto demuestra la extensión de la contaminación.
Los números son preocupantes
Durante la nota radial la investigadora de la UNaM alertó que “estamos en números de partículas similares a las que hay en Córdoba. Se trata de números que son similares a los de otras grandes ciudades”.
Las microfibras, especialmente las provenientes de prendas sintéticas, fueron los hallazgos más frecuentes.
Según reveló, las mayores concentraciones se encontraron en sitios como la Reserva Itá y el Monte Kolping (ciudad de Posadas, Misiones), con una presencia constante durante todo el año.
La investigación también detectó microplásticos de distintos colores y formas, y un futuro análisis buscará identificar los tipos de polímeros. Además, se recolectaron tejidos de peces y anfibios locales para evaluar cómo estas partículas se acumulan en los organismos vivos.
Los microplásticos son fragmentos de menos de 5 milímetros, que provienen de productos industriales o de la degradación de plásticos más grandes, de acuerdo a lo que explicó la doctora Schvezov, según quien sus efectos van más allá de lo visual: pueden ser ingeridos por organismos acuáticos, bloqueando sus sistemas digestivos y respiratorios, y actuar como “taxis” de otros contaminantes peligrosos como metales pesados y agroquímicos.





