A fines de julio de 2015, terminaban las andanzas del primer homicida serial de la historia de Misiones: Marcelo Fabián Gómez, alias “El Camaleón” o “El Filipino”, autor confeso de dos sangrientos crímenes en 2009 y 2010, pero al que también se lo vincula estrechamente con otras dos muertes violentas en esa misma época.
Gómez reconoció haber matado al peluquero Elio Scarban y al chipero Alcides Suárez. En el primero de los casos fue condenado en 2012 a once años de cárcel, después de acordar un juicio abreviado con la fiscal del Tribunal Penal 1 de Oberá, Estela Salguero de Alarcón. Por el segundo, en 2015 acordó con la fiscal Liliana Mabel Picazo 19 años más de prisión, pena homologada por el Tribunal Penal 1 de Posadas.
En este último caso, confesó haber asesinado a golpes al chipero Alcides Suárez (44) y arrojado su cuerpo al fondo de una letrina, atado y cubierto con una frazada. El crimen ocurrió en febrero de 2010 en una humilde vivienda ubicada en inmediaciones de las calles Las Flores y Cataratas del Iguazú, en jurisdicción del barrio Ñu Porá de Garupá.
Un sobrino de Suárez, que llegó a la propiedad para cortar el pasto, encontró el cadáver en el fondo del pozo ciego, alrededor de las 15 del miércoles 17 de ese mes y año. Inmediatamente dio aviso a la Policía, que inició la investigación.
En la casa de madera de la víctima, la Brigada de Investigaciones detectó que las paredes y la puerta de entrada tenían manchas de sangre. También faltaban un televisor, una garrafa y elementos del sanitario. Allí habría sido asesinado Suárez y luego fue arrastrado por un pasillo de tierra hasta el fondo, donde lo arrojaron en el pozo.
El peluquero “cosido” a puñaladas
En junio de 2012, Gómez ya había reconocido que mató al peluquero Elio Scarban (42) en Colonia Guaraní, muy cerca de Oberá. El estilista fue ejecutado de al menos una decena de puñaladas, el 6 de septiembre de 2009.
Las lesiones se centraron en los brazos, piernas y pecho. Su cuerpo fue arrastrado y semienterrado, razón por la que lo encontraron con posterioridad.

La similitud de las circunstancias de muerte de Scarban y del chipero Alcides Suárez son varias, sobre todo por la ferocidad del ataque y la manera en que intentó deshacerse de los cadáveres.
El perfil psicológico describe a Gómez como un criminal impiadoso y sanguinario. Eso sí, aquella premisa detectivesca de que “no existe crimen perfecto” es, valga la redundancia, perfectamente aplicable a él.
No puede decirse que haya sido un criminal implacable. Dejó huellas de su macabro accionar y la contundencia de las pruebas recabadas por los investigadores lo llevó a confesar los dos primeros homicidios por los que fue declarado culpable.
¿Dos más?
Gómez fue aprehendido poco después del brutal homicidio de Juana Ferreira, de 75 años, a la que ultimaron a golpes en el interior de su vivienda, situada en Ambrosetti casi Herrera de Posadas, a la vuelta de la comisaría seccional Tercera.
Un canillita que le acercaba el diario todas las mañanas, encontró el cadáver el 30 de octubre de 2010 y ese es otro de los casos en los que “El Camaleón” apareció implicado.
El otro en el que aparecía seriamente comprometido, aunque no llegó a establecerse fehacientemente, es la muerte de Anastasio Dos Santos, de 72 años, ultimado a golpes el 17 de septiembre de 2010 en la localidad de Loreto, donde el cuerpo del septuagenario fue hallado semienterrado.
Dicen que los asesinos seriales responden a un patrón de conducta, a una particular manera de matar. Y en estos dos episodios, el homicida actuó con inusual violencia, a golpes o a puntazos. Y como si fuera poco, enterraba o lanzaba a pozos a las víctimas. Por eso se vincula con ellos a Marcelo Fabián Gómez.











