Por:
Micaela Gomez Pereyra
Había una vez una niña llamada Camila, que vivía en un pueblito donde el viento cantaba entre los árboles y las flores parecían bailar cada mañana. Desde muy pequeña, Camila amaba el arte y la música con todo su corazón. Pintaba arcoíris con los dedos y hacía conciertos con cucharas y latas, soñando con un mundo donde todo fuera luz, color y melodía.
Un día, su abuelita le contó una leyenda antigua: -Dicen que en algún rincón del mundo existe una Nota Sol mágica, tan pura y brillante que quien la escuche, sentirá alegría eterna. Pero solo los corazones sinceros, los que aman profundamente el arte, pueden encontrarla.
Desde ese momento, Camila no dejó de pensar en ella.
Una mañana, mientras tocaba su flauta bajo su árbol favorito, apareció un colibrí azul con una pequeña partitura dorada en el pico. La nota final de esa partitura… ¡era una Nota Sol que brillaba como el sol al amanecer!
El colibrí revoloteó a su alrededor y luego voló hacia el bosque. Camila, sin dudarlo, lo siguió.
Así comenzó su aventura mágica. Cruzó ríos de acuarela, subió colinas donde las flores cantaban y atravesó cuevas donde los ecos eran como coros invisibles. En cada paso, usaba su flauta para abrir caminos, y sus dibujos para calmar a criaturas curiosas que custodiaban secretos antiguos.
Finalmente, llegó a una montaña de cristal. En la cima, flotaba una pequeña campana de luz. Cuando Camila tocó su flauta con todo su amor, la campana vibró y la Nota Sol se liberó, llenando el aire de una música tan bella que hizo llorar de felicidad hasta a las nubes.
La Nota Sol no solo era un sonido: se convirtió en una chispa dorada que se posó en el corazón de Camila… y desde entonces, donde ella iba, llevaba alegría y esperanza con su arte y su música.
Volvió al jardín encantado, donde ahora las flores cantaban más alto y los colores eran aún más vivos.
Otros niños llegaron, atraídos por la risa, los sonidos y la magia. Camila compartió la Nota Sol con todos, y así, la alegría eterna se multiplicó.
Y desde entonces, cada vez que escuches una melodía que te haga sonreír sin saber por qué… tal vez estés oyendo un pedacito de aquella Nota Sol mágica que Camila encontró.
Fin…







