“Todo el bullying que sufrió en su vida por la obesidad, él lo transformó en algo positivo: salió adelante, nunca optó por la violencia o contestar sino que lo que decidió fue pensar en él, le remetió garra y escribió su propia historia, con mucho esfuerzo detrás”, así describió Carolina Leguizamón, la madre del kickboxista Santiago Britez, quien a sus 19 años es campeón nacional y hoy integra la Selección argentina que se prepara para eventos importantes este año.
Pero para llegar hasta acá, el joven posadeño tuvo que atravesar múltiples barreras en su vida: desde problemas de salud por obesidad y el bullying en la escuela, que lo llevaron a entrenar de sol a sol, de ser resiliente, disciplinado y constante, que se traducen en ser valorado hoy a nivel nacional.
Con su mamá como sostén en su vida, Santi entrena 24/7 de cara al evento más importante por delante: el Sudamericano Seniors y Master (WAKO) de Perú 2025, en el mes de octubre. Aunque en la previa también competirá en el Open Internacional de Corrientes, en septiembre.
Lo hace en su casa, con pesas caseras de cemento y hierro, corriendo en el yerbal frente a su hogar, ubicado en el precario barrio El Porvenir II en la zona sur de Posadas, y yendo a la Academia Zacarías Kickboxing para ajustar detalles con su entrenadora Naila Falcón, la otra parte fundamental del prometedor presente del joven peleador.
Una vida de resiliencia

En comunicación con la radio FM 89.3 Santa María de las Misiones, Santiago contó que todo comenzó sin imaginarlo. “No empecé por dedicación, sino por salud”, cuenta Santiago. En aquel entonces cursaba segundo año de secundaria y pesaba casi 120 kilos. “Un amigo me dijo para entrenar y encontramos en Instagram la academia Zacarías Kickboxing. Empecé por mi salud, porque tenía obesidad, hipertensión, hígado graso. Y me terminó gustando”, comentó.
En apenas dos años bajó 25 kilos, se volvió competitivo y encontró su vocación. “El kickboxing para mí es todo. Me cambió la vida. En el colegio sufría bullying por mi peso y hoy estoy bien física y mentalmente”, relata con entereza.
Su madre también sufrió bullying en su niñez y sabe lo que cuesta. “A Santiago le rompieron la clavícula en la escuela porque lo empujaron. Durante años me dijo que se había resbalado. Como muchas víctimas de bullying, no quería contar”, recuerda con emoción.
Santiago vive con su familia en el barrio Porvenir II, uno de los más humildes de la capital provincial. “No había muchas posibilidades, así que me las inventé”, dice. Con su hermano fabricaron pesas de cemento, armaron un pequeño gimnasio casero y sale a correr entre yerbales, en el monte, cada mañana haga frío, llueva o haga calor. “Siempre se puede, solo hay que tener ganas, disciplina y constancia”, afirmó el joven.
Detrás, está el rol fundamental de su familia que lo contuvo y lo acompaña para llegar donde hoy está, y Santiago no tiene techo, recién comienza, tiene apetito competitivo.

Su admiradora número uno es su mamá, quien se sentó juntó a Santi en la radio FM 89.3 y contó cómo su hijo, su orgullo, fue superando todo: “Él cambió su vida. Mientras otros chicos festejaban fin de año, él se levantaba a las 6 a correr, hacía pesas y se entrenaba. Tiene una disciplina que no se compra en ningún lado”, destacó. “Es tremendo el cambio físico que él tuvo, un ejemplo de resiliencia total porque se forzó mucho y se esfuerza mucho”, sumó.
“Como mamá, aprendí que los hijos también enseñan. Él me inspira todos los días. Nunca respondió con violencia, convirtió el dolor en motor para superarse. Eso es un mensaje enorme para otros chicos”, remarcó Carolina.
Un sueño que necesita apoyo

Actualmente, Santiago forma parte de la Selección argentina de kickboxing y se prepara para el Sudamericano en Perú. “Estoy en nivel amateur, me faltan seis o siete peleas para subir a Semipro. En mi categoría clasificamos dos argentinos: yo estoy segundo y en septiembre se define quién queda primero en el Open Internacional”, explicó.
La carrera deportiva de Santiago avanza, pero necesita respaldo económico. “Todos los fines de semana viaja a Corrientes a entrenar con la Selección. Tiene que pagar transporte, alimentación, indumentaria. Además, la dieta que sigue es específica, rica en proteínas, y eso cuesta”, detalla Carolina.
Santiago también trabaja como adiestrador canino, se recibió de Operador Táctico K9, pero tuvo que reducir sus horas para entrenar. “Todo el viaje a Perú costará unos 3.000 a 3.500 dólares. Y todavía estamos lejos de esa meta”, cuenta.
Por eso organizan rifas, ventas de pastelitos y apelan a la solidaridad. “Yo ahora estoy haciendo venta de pastelitos para este domingo. Yo viajo el sábado a concentrar con la Selección y vuelvo el sábado de la noche, y ahí ya me pongo a anotar todo y organizar todo para llevar los pastelitos”, confió el peleador, en una clara muestra de la sacrificada vida que lleva para lograr su sueño.
Quienes deseen colaborar pueden hacerlo a través de su alias: santiago.k9 o comunicarse por Instagram: @santi_zkh. “Me pueden ayudar con 100 pesos el que quiera, con 50 pesos me ayudan, es un extra que ayuda muchísimo”, dijo Santi. A su vez, contó que busca sponsors: “yo lo voy a estar llevando como logo en remeras y banderas”, dijo e invitó a apostar por él.
El objetivo: llegar al oro
“La idea no es solo ir, sino ganar”, dijo con convicción. “Apunto al primer lugar. Entreno todos los días, tengo un equipo que me apoya. Nadie entrena más que yo”, sumó confiado.
Su referente es Máximo Zacarías, fundador de su academia, pero también encuentra inspiración en figuras como “Locomotora” Oliveras, quien ayer falleció. “Veía muchos videos motivacionales de ella. Es una lástima que recién se la reconozca tanto después de su muerte”, lamentó.
Por último, Carolina se emocionó al imaginar a su hijo en el podio. “Ya soy una mamá orgullosa. Todo lo que logró lo hizo con esfuerzo. Verlo representar a Argentina sería el mayor sueño”.
Antes de despedirse, Santiago dejó un mensaje potente: “Siempre se puede. Muchos gastan una fortuna en una noche, pero no invierten en salud. El deporte cambia vidas. Yo me armé mis propias herramientas, entreno en el monte. No hay excusas. Con ganas y disciplina, todo se puede”, cerró.




