Las exclusiones para las personas con discapacidad pueden estar a la vuelta de la esquina. La accesibilidad urbana busca crear entornos más amigables para este sector de la población a partir de mejoras viales y de infraestructura que responden a sus necesidades específicas.
La capital misionera, como muchos otros puntos del país, cuenta con normativas vigentes para garantizar accesibilidad, pero en el municipio se reportan accidentes y denuncias por el estado o uso inadecuado del espacio público.
El secretario de Movilidad Urbana municipal, Lucas Jardín, se refirió a esta problemática y precisó a PRIMERA EDICIÓN que el compromiso de distintos actores sociales es fundamental para garantizar una ciudad más accesible e inclusiva.
Múltiples factores y actores
La construcción de un entorno seguro para la circulación de personas con discapacidad requiere obras y mejoras específicas (como rampas, barandas, baldosas podotáctiles), pero también incluye aspectos como el alumbrado público, el servicio de transporte urbano o las vías de escurrimiento de agua.
Actualmente, en el centro de Posadas existen obras que apuntan a mejorar la circulación de personas con discapacidad, pero Jardín reconoció que no tienen un alcance suficiente. “Hay lugares que los escalones hacen intransitables (las veredas), la gente tiene que caminar por la calle. Ahí es donde empezamos a ver que la ciudad no es para todos y donde tenemos que empezar a trabajar”, afirmó.
En ese sentido, recordó que “por ordenanza, como en muchos lugares de Argentina, las veredas son responsabilidad de los frentistas”, ya que esos espacios públicos se divide en tres sectores: franja de circulación, de servicios y de seguridad.
El mantenimiento de la primera (la más cercana al frente de viviendas y comercios), al igual que la franja de servicios (donde restaurantes o heladerías colocan mesas y sillas), está a cargo de los frentistas, mientras que la última, la franja de seguridad, es responsabilidad del Municipio. Allí se ubica el cordón cuneta y debe permanecer libre de obstáculos.
“Hemos tenido situaciones de todo tipo, pero puntualmente tomamos las denuncias o reclamos de personas con discapacidad o de las asociaciones porque, por ejemplo, bajan del colectivo y no se puede caminar porque un taller de autos colocó vehículos en la vereda”, ejemplificó.
Concientización, una tarea fundamental
Actualmente, la Comuna capitalina realiza rondas de inspecciones y actas de intimación si el caso lo requiere, pero Jardín indicó que el eje fundamental es la concientización “para que el frentista mantenga en condiciones la vía pública”.
“A veces la falta de conciencia es el obstáculo más complicado respecto a la accesibilidad. Y no solo de los vecinos, de comercios y organismos también. Por eso trabajamos para que el privado también se involucre en esto”, aseguró.
Por ese motivo, las campañas y capacitaciones se destinan a vecinos, profesionales de la construcción y principalmente a comerciantes y vendedores ambulantes.
“Todos deben tener su autorización para trabajar en la vía pública. Y esa autorización no solo se trata de la habilitación comercial o del manejo de alimentos. Se trata también de lo que a nosotros más nos interesa desde Movilidad Urbana: dónde está ubicado, porque responde a una condición de circulación, de accesibilidad para otros”, cerró.





