En un contexto de creciente tensión entre las provincias y el Gobierno nacional, la dependencia de los recursos federales vuelve al centro del debate. Un reciente informe de la Oficina de Presupuesto del Congreso (OPC), basado en datos del Ministerio de Economía, revela que Misiones obtiene el 51% de sus ingresos totales de recursos de origen nacional, una cifra que la ubica en un punto intermedio en el mapa de las finanzas provinciales: lejos del extremo de La Rioja (86%) pero también de jurisdicciones más autónomas como CABA (10%) o Neuquén (15%).
Este dato resulta clave en medio de la discusión por los fondos coparticipables, las transferencias discrecionales y la aplicación -o veto- de leyes como la que busca distribuir los Aportes del Tesoro Nacional (ATN) bajo criterios más equitativos.
Reparto injusto
La información divulgada muestra una gran asimetría entre las provincias. La Rioja, Santiago del Estero (85%) y Formosa (84%) encabezan el ranking de dependencia, mientras que en el otro extremo la Ciudad de Buenos Aires (10%) y Neuquén (15%) exhiben mayor autonomía, gracias a su estructura económica diversificada o a la explotación de recursos naturales como el gas y el petróleo. En ese tablero, Misiones se encuentra en el rango medio, junto a Mendoza y Santa Fe (ambas con 51%), lo cual refleja que si bien la provincia cuenta con una estructura fiscal propia, todavía depende de manera significativa de los envíos nacionales para sostener sus cuentas.

Implicancias para Misiones
Esta realidad cobra especial relevancia en la coyuntura actual. Desde que el gobierno de Javier Milei asumió, las transferencias automáticas por coparticipación se mantuvieron, pero se eliminaron prácticamente todas las transferencias discrecionales, lo que dejó a las provincias más expuestas dependiendo casi exclusivamente de su participación en la recaudación nacional.
Misiones, a diferencia de otras jurisdicciones, viene fortaleciendo hace años un modelo de desarrollo basado en la diversificación económica, la generación de recursos propios y el control del gasto, lo que ha permitido sostener un equilibrio razonable en sus cuentas incluso en momentos de recorte desde la Nación.
Sin embargo, con la eliminación del Fondo de Incentivo Docente, el fondo para el transporte, la paralización de obras públicas y la caída del consumo, las tensiones fiscales resurgen también en la tierra colorada, obligando a una gestión cuidadosa para evitar desfinanciamientos.
Cómo se sostiene la caja
El informe de la OPC también desglosa los recursos federales según su origen. El IVA neto representa el 55% de los fondos distribuidos, mostrando una leve recuperación producto de una reactivación parcial del consumo. El impuesto a las Ganancias creció 34% en participación, debido al retorno de las retenciones sobre sueldos altos y el aumento de la masa salarial nominal.
Pero otras fuentes muestran signos preocupantes: Bienes Personales cayó 3% y los recursos de las llamadas “Leyes Especiales” (como combustibles) se contrajeron 66%, lo que complica el horizonte de reparto, especialmente para provincias que dependen en mayor medida de esos ingresos.
En año electoral
El mapa de la dependencia fiscal adquiere un tinte político de cara a las elecciones legislativas de octubre. Mientras algunos gobernadores -como el riojano Ricardo Quintela- agudizan sus críticas al Ejecutivo, otros, como el misionero Hugo Passalacqua, optan por una postura de reclamo institucional, sin abandonar el sendero del equilibrio.
Misiones, que logró un superávit financiero del 9,7% en el primer trimestre de 2025, se apoya en su modelo de “Estado suficiente” y en políticas contracíclicas que amortiguan el impacto de la crisis nacional, como programas de crédito subsidiado, defensa del empleo y fortalecimiento del consumo interno.
Pero los números son claros: la provincia aún depende en más de la mitad de su presupuesto de lo que gira la Nación. La coparticipación sigue siendo una columna vertebral, incluso para los distritos que se esfuerzan en generar autonomía.





