Más allá del escepticismo en la práctica esotérica, para buscar cerrar un ciclo o simplemente por curiosidad, muchas personas buscan sesiones espiritistas y contactar con los fallecidos. Sin embargo, la labor de una médium requiere un proceso y una responsabilidad al tratar con energías que escapan de la comprensión popular.
PRIMERA EDICIÓN habló sobre este tema con la terapeuta holística y médium Patricia Méndez. En su historia personal, relató que descubrió su don desde muy pequeña, pero no siempre lo vio como una bendición: “Para mí era una maldición estar con alguien y sentir lo que piensa, lo que siente”.
Confesó que vivió la dificultad que implicaba tener una sensibilidad tan profunda que la hacía diferenciar entre la realidad y lo que percibía intuitivamente. Esta percepción fue motivo de aislamiento y dudas internas en otro momento de su vida.
El proceso de aceptación de su don no fue sencillo. Patricia cuenta que, tras comenzar a estudiar Psicología en una universidad en Córdoba, se alejó completamente de sus prácticas espirituales al toparse con un entorno totalmente científico, pero ello la llevó a sufrir una depresión. Fue aquí que una tragedia la hizo reencontrarse con su camino: “Justo había pasado algo muy trágico acá en Misiones, que fue cuando se ahogaron los chicos en el río Paraná… ahí fue cuando más me volvió como toda esa información con tanta fuerza que fue irremediable tener que volver a tomar ese camino de meditación, de oración, de escritura”.
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Entre las experiencias más significativas que marcó su carrera está una sesión con un deportista donde Patricia empezó a tener una reacción física intensa. Relata: “Empecé a toser, a toser, a toser. Yo al baño sentí que me ahogaba y cuando salgo le digo, ¿vos perdiste a alguien ahogado? Y me dice, no ahogado, pero mi mamá murió de cáncer del pulmón y en los últimos días tosía de esa forma”. Este caso mostró para ella que las almas buscan comunicarse para sanar heridas profundas, muchas veces ligadas a emociones no resueltas.
En cuanto a las consultas que recibe, Patricia destaca que muchas personas buscan contactar a seres queridos fallecidos, especialmente tras pérdidas repentinas. Explica que “hacemos siempre una lectura que está basada primero en vos, ¿por qué necesitas conectar con esa persona? Y si en la lectura están dadas las condiciones armónicas de esa conexión, es casi seguro que el alma se va a manifestar de una forma a través de la cual yo puedo poner en palabras lo que ese espíritu está sintiendo”.
Patricia reflexiona que la mediumnidad siempre se desarrolla en un contexto de amor y sanación: “El alma tiende al amor. O sea, por más enojado que hayamos estado nosotros al momento de partir, si hay algo para cerrar entre nosotros, va a haber una tendencia al amor entre nosotros”. Así, la comunicación se convierte en un proceso para liberar a quienes viven y a quienes ya partieron.
Sobre la influencia de las redes sociales, Patricia comentó que “hay mucha gente muy esotérica a la que le gusta mucho hablar de energías, pero no todo lo que gira en redes es real. Creo que está bueno que la gente cuando inicia un camino, aunque sea por curiosidad, lo haga desde un lugar de mucha responsabilidad y ejerciten mucho el discernimiento para ver qué es real de lo que no es real”.
Desde su experiencia, recomendó que cada persona pueda encontrar su propio canal de expresión espiritual, que puede ser la escritura, la meditación, la oración o cualquier otra práctica. Ella misma supo integrar su don en su vida y trabajo, “porque uno tiene que ir descubriendo cuál es su propio lenguaje espiritual y qué es lo que le sirve para conectar con esa parte más sensible”.








