Todos tenemos alas para volar, pero no siempre lo hacemos. A veces, no lo hacemos porque pensamos que no podemos. Otras no lo hacemos porque nunca lo hemos hecho y creemos que ya es tarde o no sabemos por dónde comenzar.
No importa el motivo, lo importante es que todos tenemos la posibilidad de hacerlo.
¿Pero dónde están nuestras alas que no las vemos? Justo dentro de cada uno, en ese don que todos llevamos dentro. Ese es nuestro regalo, y las alas son para ponerlo en marcha, para compartirlo, para dejar volar todo lo que llevamos dentro.
¿Cómo hacer para usar nuestras alas y volar? Todo empieza dando un primer paso, y luego otro, con constancia, con coherencia, sin apuros, con la sincera intención de aportar.
Cuando damos desde la intención de dar y no de recibir, es cuando nuestras alas se fortalecen, empezamos a carretear, luego damos pequeños saltos y comenzamos a volar.
Cuando damos desde la intención de aportar valor, estamos encontrando la manera que nuestro don puede ayudar a otros y es ahí cuando nosotros crecemos, aprendemos y a su vez ayudamos.
Todos tenemos alas, y la idea es volar muy alto, sin límites, preguntándonos ¿qué otra cosa es posible?
El cielo no tiene límites, pero nosotros sí nos ponemos frenos, nos cuesta creer que tenemos potencial para volar sin límites, solo se trata de darnos la oportunidad, de desplegar todo lo que somos, de no quedarnos con cosas pendientes.
Cuando disminuimos las autoexigencias y valoramos lo que podemos aportar, nuestras alas se fortalecen.
Volar es soltar el miedo, es confiar que si tenemos un deseo tenemos también la posibilidad de convertirlo en realidad, y darnos esa oportunidad de desplegar nuestras alas, y volar libres, sin límites, siendo todo lo que podamos ser.
Natalia Moyano
Contadora con corazón de escritora
IG: @marianataliamoyano








