La amistad puede ser un vínculo que dure toda la vida, pero también puede tener un período corto de duración. ¿Cuándo una amistad es verdadera? Esta es la cuestión fundamental que se puede analizar a la hora de tener amigos.
El ser humano está hecho para relacionarse, sabemos que no podemos vivir solos y fue ejemplificado muy bien en la película “El Náufrago” que tuvo que inventarse un amigo para poder sobrellevar la vida en aislamiento.
Desde la época de los grandes sabios, la amistad fue tema de debate y análisis. Para los antiguos la amistad era tan valiosa como el amor de pareja por cómo impacta en el otro esa presencia.
Celebrar, salir a fiestas, compartir momentos, intercambiar tiempos de charlas y acompañarse no siempre derivan en una amistad verdadera, pero sí es tenida en cuenta a la hora de elegir con quién o con quiénes compartir la vida.
Si vamos por la vida relacionándonos con personas que nos hacen daño, nos generan tristeza, nos llenan de críticas, nos tiran abajo nuestros sueños, entonces seremos seres sumamente tristes y terminaremos autodestruyéndonos.
Buenas amistades
Los padres pueden equivocarse porque son humanos, pero generalmente desarrollan su sexto sentido para “detectar” a los falsos amigos. Claro que, cuando ellos mencionan su parecer al hijo o hija, serán cuestionados. “¡Vos no sabés nada!”, se quejarán, pero ya tendrán una antena detectora en alerta.
Si te encuentras con un amigo, no importa el sexo, que apenas te ve abre los brazos y sonríe de inmediato, estás frente a una persona auténtica. Entonces, ¿cómo es tu mejor amigo? ¿Qué tiene de particular?
Según los filósofos
Aristóteles por ejemplo, consideró la amistad como una virtud esencial y la dividió en tres tipos: amistad por placer, amistad por utilidad y amistad por virtud.
Platón también abordó el tema de la amistad, diferenciándola del amor (eros) y explorando su relación con la búsqueda de la verdad y la justicia.
Y Cicerón, en su obra “Laelius de Amicitia”, exploró la amistad desde una perspectiva romana, destacando su importancia para la vida feliz y la virtud. Estamos frente a contenidos de eruditos, algo que nos habla de la importancia de ser y tener amigos.
La amistad se considera un aspecto fundamental de la experiencia humana y una influencia importante en el desarrollo personal y social. Un buen amigo se caracteriza por la confianza, lealtad, honestidad, apoyo, y la capacidad de escuchar y comprender.
Cuando hablamos de padres e hijos como amigos estamos desequilibrando relaciones. Cada quien debe cumplir con su rol. Un padre o una madre pueden ser comprensivos, pueden saber escuchar, brindar ayuda y contención, pero eso habla de amor entre padres e hijos, no es amistad.
Amigos de verdad
A menudo, los amigos comparten intereses, pasatiempos, valores o formas de ver el mundo que enriquecen la relación y fomentan la conexión. Se habla de amigos y de mejores amigos. Podemos tener muchos amigos porque cada uno cumplirá su misión en cada momento de la vida.
No todos hacemos todo juntos y muchas veces dependemos del camino que elegimos para cumplir nuestros sueños. En esa separación y para el camino aparecen otros amigos, mientras aquellos verdaderos siguen el suyo.
Cuando pasan los años y nos volvemos a ver es como ese sentimiento que estuvo dormido o relegado se despierta. Podemos reconocer a aquel amigo de hace tiempo y sentir lo mismo, o puede que ya no sea la misma relación.
El cariño se mantendrá, pero la confianza quizás no sea la misma, aunque puede volver a retomarse si el vínculo regresa. Siempre las relaciones se refuerzan en los momentos de sufrimiento, de crisis, valoramos cómo nos sentimos, si nos acompañaron o nos dejaron librados a nuestra suerte. “Ya no volví a ser el mismo”, es la frase que repercutirá en su interior.
Dicen que F. Nietzsche se formuló los siguientes interrogantes: ¿Eres un esclavo? Entonces no puedes ser amigo; ¿Eres un tirano? Entonces no puedes tener amigos”. ¿Qué podrían decir de esto? Entiendo que si estás todo el día con alguien que te manipula entonces no sos su amigo ni es tu amigo, sería conveniente dar por finalizado el vínculo porque uno es esclavo y otro es el tirano.
No llevan a ningún lado porque la verdadera amistad hace que te sientas como en casa, incluso muchas veces mejor que en casa. Su compañía es confortable, amigable, es la persona que te hará reñir y también te llorará con vos. Siempre habrá un alguien en tu vida que oficiará como amigo en los momentos clave. No se trata de saber elegir sino de dejarse llevar por los sentimientos. Siendo uno mismo llegará a nuestro lado precisamente ese alguien que vibrará conmigo.
Amigos en confusión
El concepto de “amigos con derechos” o “amigos con beneficios” se refiere a una relación en la que dos personas tienen relaciones sexuales sin la intención de tener un compromiso romántico o una relación de pareja formal.
Sin embargo, esta definición puede ser ambigua y generar malentendidos, especialmente si uno de los participantes desarrolla sentimientos románticos que no son correspondidos. Es fundamental establecer límites claros y ser honesto con uno mismo y con la otra persona para evitar problemas, pues seguramente que si esa relación “con derechos” se termina también se terminará lo que comenzó como una amistad.
Cuando te traiciona
Un verdadero amigo no traiciona, ni amiga, eso queda para las personas de bajos o escasos recursos emocionales. Si conocemos verdaderamente a la persona que comparte conmigo secretos, vivencias, momentos y gustos, entonces creemos o suponemos que no nos traicionará.
El ser humano es un ser imperfecto por eso puede traicionar y cuando eso ocurre, la traición duele muchísimo. La traición de un amigo puede generar una montaña rusa de emociones, tristeza, decepción, sentimientos de pérdida y desilusión por la ruptura de la relación.
Habíamos puesto nuestro más profundo cariño y sin embargo, “no le importó”. Sentiremos ira, enojo, resentimiento, rabia hacia el amigo traidor. Hasta nos preguntaremos en qué fallamos. Se trata de abrazar lo que sentimos y volver a confiar, algo que ocurrirá con el tiempo.
Cada día podemos reflexionar para darle valor y sentido a esas amistades que valen oro.
Rosanna Toraglio
Periodista
BioPsicoTerapeuta








