El Gobierno Nacional implementará a partir de enero de 2026 un sistema obligatorio de identificación electrónica para el ganado vacuno, bubalino y ciervos, con el objetivo de mejorar la trazabilidad animal y asegurar una mejor gestión sanitaria y alimentaria. Sin embargo, en la provincia de Misiones la medida genera preocupación, sobre todo en pequeños productores que no cuentan con medios para solventar costos extra.
En diálogo con FM 89.3 Santa María de las Misiones el presidente de la Asociación Civil de Criadores de Búfalo de la provincia, Fernando Tejedor, explicó que “esta identificación electrónica con caravana ya viene desde antes, el año pasado intentaron hacerlo obligatorio y se presentó una licitación para proveer el equipamiento”. Sin embargo, la empresa internacional que ganó dijo que “no estaba en condiciones de producir tanta cantidad en el tiempo que nos dan”. Asimismo, recordó que el año pasado se hablaba de que sea gratuito, pero “este año ya no”.
La obligación abarca no sólo al ganado vacuno y bubalino, sino también a los ciervos, lo que generó sorpresa en el sector dado el escaso número de estos últimos en el país. Actualmente, la medida es optativa para ovejas y cerdos. Para Tejedor, la iniciativa “es buena, porque permite tener trazabilidad y seguridad alimentaria”, pero se enfrenta a una dura realidad en Misiones, donde los pequeños productores apenas pueden con los costos actuales de sus instalaciones.
Dudas sobre su implementación
El sistema consiste en la colocación de una caravana electrónica con un chip en el pabellón de la oreja del animal, similar a un piercing, que permite una lectura electrónica del animal. Esta herramienta implica un costo, “es un chip, lo cual implica tener un lector específico para interpretar la información”, afirmó Tejedor. Por ello, la falta de infraestructura y el costo de los lectores representan un gran desafío para los pequeños productores, quienes incluso utilizan actualmente caravanas plásticas comunes.
Por otra parte, “tampoco se entiende bien esta obligatoriedad, si van a ir chacra por chacra, poner multas, no se entiende mucho”, agregó.
Este modelo ya se aplica en otros productos agrícolas, como el tabaco, y favorece la seguridad sanitaria y comercial en la cadena productiva. No obstante, para pequeños productores con pocos animales que crían para consumo familiar, la obligación de un control digital puede ser algo inesperado y con un costo extra en su presupuesto.

Carne de búfalo: confusión y prejuicios
En Misiones se estima que hay entre 70 y 80 productores de búfalos, con un número difícil de cuantificar con exactitud. La vacunación antiaftosa, que obliga Senasa, es la única forma oficial de registro, ya que muchos pequeños productores no llevan un control preciso de sus cabezas, otros crían para autoconsumo.
Respecto a la carne de búfalo, Tejedor destacó que “se lleva el animal vivo al frigorífico y de allí se procesa y comercializa igual que la carne de vaca”. A su vez, reconoció que durante años hubo confusión y prejuicios: “decían que la carne de búfalo era dura o de mala calidad, cuando en realidad tiene menos grasa intramuscular y más proteínas, lo que la convierte en una opción más sana”. En los últimos años se ha avanzado para que el búfalo se identifique como tal en el circuito comercial.
El sistema de identificación electrónica busca justamente esa transparencia. “El objetivo es tener trazabilidad completa, saber dónde nació el animal, dónde se crió, si recibió vacunación, y poder actuar rápidamente en caso de enfermedad”, detalló Tejedor.








