Cada 22 de julio se conmemora el Día Internacional del Trabajo Doméstico, una fecha establecida para reconocer la labor esencial que realizan millones de personas -principalmente mujeres- en el ámbito doméstico y de cuidados, a menudo sin remuneración ni derechos laborales básicos.
La elección de la fecha surgió del Segundo Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe, celebrado en 1983 en Lima (Perú), con el objetivo de revalorizar la importante labor que se realiza en el interior de los hogares, además de visibilizar la desigualdad de género presente en la distribución de estas tareas y promover su reconocimiento social y económico.
Es que el trabajo doméstico, aunque fundamental para el funcionamiento de los hogares y la sociedad, a menudo se considera invisible y no remunerado, lo que contribuye a la desigualdad de género y limita las oportunidades de quienes lo realizan.
Según datos oficiales de 2021, en Argentina el 76% de los trabajos domésticos no remunerados son realizados por mujeres y el 88,9% de las mujeres realizan este tipo de labores, a las que dedican un promedio de 6,4 horas semanales. Mientras tanto, sólo el 57,9% de los varones participa en estos trabajos, a los que dedican un promedio de 3,4 horas semanales.
Entre estas actividades están comprendidas las tareas de cuidado de menores de edad y personas mayores, responsabilidades esenciales para la organización de la vida familiar y absolutamente fundamentales para el desarrollo de la vida económica, productiva y social de toda comunidad.
Las cifras, poco más arriba o abajo, se replican prácticamente en todo el mundo. Por eso, con este Día Internacional se busca generar conciencia sobre la importancia de redistribuir estas tareas, así como garantizar condiciones de trabajo dignas para quienes se dedican al trabajo doméstico remunerado.









