La economía de Misiones sufre con fuerza los efectos del modelo nacional. En medio de un escenario de recesión prolongada, caída del consumo interno y pérdida del poder adquisitivo, el comercio misionero atraviesa una crisis profunda, marcada por el cierre de locales, despidos y ventas por debajo de los niveles históricos. Mientras tanto, al otro lado del puente internacional San Roque González, Encarnación experimenta un repunte sostenido en la actividad comercial, con incrementos de hasta el 70% en las ventas respecto a dos años atrás. La brecha cambiaria, los precios internos distorsionados por la presión impositiva y la menor carga tributaria en Paraguay y Brasil explican parte del fenómeno.
El punto de inflexión se produjo tras el recambio presidencial. En sus primeras semanas, el gobierno de Javier Milei ejecutó una devaluación del 118% que llevó el dólar oficial de $365 a $800. La medida encareció los productos importados y disparó precios en toda la cadena, sin lograr una mejora real en la competitividad frente a los países vecinos. A esto se sumó la liberalización parcial del comercio exterior, que no logró traducirse en una mayor oferta ni en valores más accesibles. Por el contrario, los productos siguen siendo más caros que en Paraguay o Brasil, incluso aquellos que son de origen nacional.
El cuadro se agravó con la suspensión del dólar turista, la continuidad de una brecha cambiaria significativa y un ajuste fiscal que redujo el consumo interno. En este contexto, las empresas suben precios para intentar cubrir costos ante la retracción de la demanda, lo que termina de distorsionar el mercado. Además, no hubo políticas de fomento al comercio local ni medidas concretas para controlar el éxodo de consumidores hacia las ciudades fronterizas.
Balance, de regular a malo
La primera mitad del año dejó un balance negativo para el comercio misionero, con una caída sostenida en las ventas, endeudamiento para pagar sueldos, pérdida de empleo formal y una competencia desleal que parece consolidarse en las zonas de frontera. Así lo expresó Carlos Manuel Amores empresario del sector de aislaciones térmicas y actual presidente de la Cámara de Comercio e Industria de Posadas (CCIP), en una entrevista con PRIMERA EDICIÓN.
“El balance es regular a malo”, sostuvo al ser consultado por los primeros siete meses del año.
Si bien reconoció que la desaceleración inflacionaria genera cierta previsibilidad en los costos, advirtió que los comercios siguen atravesando un escenario recesivo y con múltiples frentes de presión.
Una de las principales preocupaciones es la falta de competitividad frente a Paraguay y Brasil. Amores se encontraba en Puerto Iguazú al momento de la entrevista, donde admitió que el panorama es desolador para muchos rubros. Con un tipo de cambio atrasado y precios locales por encima de los ofrecidos en ciudades vecinas, explicó que es “imposible competir”.
La situación es tal que, según su experiencia, muchos consumidores compran incluso el equipamiento para cámaras frigoríficas en Paraguay y lo hacen instalar en Argentina, todo mediante contrabando. El presidente de la Cámara subrayó que la situación de frontera intensifica los efectos de la crisis.
Mientras en Encarnación las ventas crecieron entre un 60 y 70% en el último año, en Misiones se registra la tendencia inversa: sectores clave como el de servicios para la construcción cayeron 60%, cámaras de frío un 55%, furgones térmicos un 35% y supermercados entre 20 y 25%, según estimaciones propias del dirigente.
“Si el año pasado fue malo, este año estamos en una situación plena de crisis”, afirmó.
En esa línea, explicó que los niveles de consumo no se recuperan y que, aún si lo hicieran, el salario pierde frente a los precios. Muchos asalariados terminan haciendo compras del otro lado de la frontera, “porque acá no se puede competir por precio”.
Compras online
El fenómeno de las compras online también se consolida como una amenaza directa.
Amores alertó sobre el incremento de consumidores que utilizan plataformas internacionales para comprar productos a menor precio y en algunos casos revenderlos desde sus hogares, una práctica que compite con los comercios formales sin asumir los costos del sistema tributario y laboral.
“Son cientos de personas que compran y venden desde su casa o por Whatsapp, sin pagar alquiler, sueldos ni impuestos”, graficó.
La consecuencia directa es el cierre de locales y la reducción del empleo formal. Amores reconoció que las empresas están reduciendo trabajadores.
Señaló que muchos comercios debieron recurrir a préstamos bancarios para pagar sueldos y aguinaldos, una práctica que calificó como “el principio del fin”. Cuando un empresario comienza a endeudarse para cumplir con obligaciones salariales -explicó- ya no se trata de una estrategia financiera, sino de una señal de emergencia operativa.
“No te estás pagando vos mismo el sueldo. Estás pidiendo para subsistir”, lamentó.
La pérdida de empleos se generaliza en los rubros más golpeados por la competencia informal y por la caída del consumo. Electrodomésticos, vestimenta, gastronomía y cafetería encabezan el listado de rubros con ventas muy por debajo de los registros de 2023.
En algunos casos, la caída interanual supera el 50%. En contraste, Amores mencionó algunas pocas actividades que logran sostenerse o crecer en este contexto: empresas vinculadas a servicios de media y alta tensión, firmas que trabajan en infraestructura de barrios privados, instaladores de redes de fibra óptica e internet, y algunos rubros puntuales del sector automotor y motos, aunque con altibajos desde mayo.
Qué hacer
Consultado sobre posibles medidas para revertir el deterioro, fue claro en su diagnóstico: sin corrección del tipo de cambio o controles efectivos en la frontera, la situación no se revertirá.
“No hay una medida mágica”, dijo. Incluso una devaluación -admitió- “implicaría un fuerte golpe para el salario real y podría empeorar otros indicadores sociales. Pero insistió en que con un dólar atrasado, los comerciantes de frontera quedan en desventaja estructural“.
“Acá vale un millón y allá vale 600 mil. Si tenés el efectivo, vas a comprar allá”, aseguró. Dio como ejemplo la compra de neumáticos para camiones que algunos empresarios ya realizan en Paraguay, con ahorros de hasta 120 dólares por unidad y entrega directa en territorio argentino.
Amores también hizo referencia a la carga impositiva como un factor que encarece los precios en el país y limita la competitividad.
“El proceso argentino es muy caro”, resumió.





