La Justicia investiga la denuncia de un joven posadeño que acusó a personal de seguridad de un boliche de haberlo atacado brutalmente.
La acusación es contra al menos cinco “patovicas” de un local de esparcimiento ubicado en la Costanera capitalina. El hecho ocurrió durante la madrugada del sábado 12 de julio y, según el abogado de la víctima, se trató de un “intento de homicidio agravado por premeditación y por la cantidad de atacantes”.
Federico Esquivel asumió la defensa de Rodrigo Ocampos (20) y en las últimas horas presentó una solicitud de cambio de carátula en la causa judicial que actualmente figura como “lesiones recíprocas”. El letrado pidió la “tentativa de homicidio agravado”, al considerar que la agresión fue “salvaje, premeditada y ejecutada entre varios”.
En diálogo con PRIMERA EDICIÓN, explicó que su defendido fue trasladado al hospital con graves lesiones entre las que destacó: hematomas múltiples, pérdida de conocimiento, pérdida parcial de visión en un ojo y dificultades auditivas. De acuerdo a Esquivel, el ataque también le provocó una luxación de hombro, contusiones en el pecho, lesiones internas en la boca y múltiples excoriaciones.
“Está todo roto. No puede trabajar, no puede estudiar. Hace una semana está encerrado, temblando”, describió el abogado.
El joven trabaja como barbero y cursa estudios universitarios. Desde la agresión, no pudo volver a su rutina. El letrado subrayó que tomó el caso sin cobrar honorarios para avanzar con la querella. “Lo adopté como a un hijo. Me conmovió lo que le hicieron porque soy padre. Estoy acá, porque si no hacemos algo, esto termina en tragedia”, relató.
Cronología
Siempre de acuerdo a la denuncia, la secuencia comenzó cerca de las 3.30 de la madrugada aquel sábado. El joven relató que había ingresado con un amigo al sector VIP del boliche, pero minutos más tarde fueron obligados a retirarse sin explicación. Luego de permanecer un tiempo más en otro sector del local, el mismo personal de seguridad que los había intimado volvió a acercarse.
“A las 6 de la mañana lo van a buscar. Lo apartan, lo llevan a un lugar sin cámaras, y ahí lo atacan”, relató Esquivel. “Fue un hecho premeditado. Pensaron tres horas bien lo que le iban a hacer ”, afirmó, el abogado en relación al lapso que transcurrió entre el primer contacto de los guardias de seguridad con el joven y el ataque final.
Querella
El abogado presentó formalmente la querella y solicitó al Juzgado de Instrucción N°3 de Posadas, a cargo del juez Fernando Verón y la fiscal María Laura Bocciani, la recalificación del hecho bajo el artículo 80 del Código Penal, que contempla el homicidio agravado. Puntualmente, un inciso establece la agravante cuando el hecho es cometido “por el concurso premeditado de dos o más personas”.

“La causa está caratulada como lesiones recíprocas, lo cual es un sinsentido. ¿Dónde hay reciprocidad en un ataque de cinco hombres contra un chico de 20 años, que pesa 40 kilos y no se puede defender?”, cuestionó Esquivel. Aseguró que entregó pruebas suficientes para sustentar el cambio de calificación legal, incluyendo fotos de las lesiones y constancias médicas.
La acusación contempla no sólo a los presuntos agresores sino también a los responsables del local. “Es una denuncia solidaria contra los empleados y los dueños. Nadie puede desentenderse”, sostuvo el abogado.
Además, Esquivel reveló que recibió otro video, filmado una hora antes del ataque a Ocampos, que muestra una agresión similar a otro joven por parte del personal del mismo establecimiento. “Esto no es un hecho aislado. Es un patrón de conducta. Hay patovicas que se manejan como chacales, buscando víctimas. No están capacitados para trabajar en la noche. No están para cuidar, están para atacar”, denunció el letrado.
Esquivel incluso comparó el hecho con el caso de Fernando Báez Sosa, el joveen fue asesinado brutalmente a la salida del boliche por un grupo de adolescentes rugbiers en Villa Gesell. “La diferencia es que Rodrigo sobrevivió. Pero los paralelismos están. Un grupo numeroso, un lugar apartado, una víctima sin posibilidad de defensa. Fue una paliza planificada”, cuestionó.
La causa está en manos del Juzgado de Instrucción N°3 de Posadas, a cargo del juez Fernando Verón, con intervención de la fiscalía. El abogado aclaró que aún no tuvo contacto con el juzgado, pero que ya presentó pruebas médicas y testimonios para sustentar el cambio de carátula.
“Estoy convencido de que, cuando vean todo el material, van a comprender la gravedad del hecho”, sentenció.






