Como sucede desde hace varios años, este viernes desde las 14.45 y hasta las 17, se desarrollará la feria de ropas, calzados y accesorios, organizada por la ONG PATAS, en el Centro Cultural de Ruiz de Montoya. La proteccionista Carina Wdoviak comentó que se trata de una actividad “que desarrollamos, por lo general, una vez al mes. Este año bajó un poco la intensidad porque se nota la crisis económica y no se está vendiendo como en años anteriores. Tratamos de hacer en fechas puntuales porque la gente que compra en nuestra feria es la de menores ingresos”.
Contó que la feria, en la que se liquidará toda la ropa de invierno, se realiza en base a las donaciones de los vecinos. “Sobre todo, de ropa. Todo lo que la gente esté dispuesta a donar y que sirva para vender, lo exhibimos en la feria”, acotó Wdoviak, una trabajadora social oriunda de Aristóbulo del Valle, que se estableció aquí por razones laborales.

La feria fue una estrategia que “se nos ocurrió para recaudar fondos para la curación de animales, para llevarlos al veterinario después de un accidente y, básicamente para castrarlos. Pudimos someter a cirugía a muchísimos animales con lo recaudado en la feria”, citó. A su entender, esto da resultado y, a diferencia de un bono colaboración o una rifa, “la gente viene a comprar y por una suma ínfima se lleva prendas de muy buena calidad. También calzados, cortinas, manteles, sábanas. No desperdicia su dinero. Los precios son bajísimos, incluso más de los que se pueden encontrar en ferias de estas características”.
Sostuvo que PATAS es un grupo informal del que “muchos se fueron debido al cansancio que esta actividad genera. Comenzamos pensando que íbamos a tener mayor aceptación en la localidad, que iban a colaborar para mejorar la calidad de vida de los animales. Pero a la larga eso no pasó. Por el contrario, muchos comenzaron a abandonar animales en la vía pública con el propósito que los rescatemos”, lamentó quien siempre aclara que “no soy rescatista, soy proteccionista. Mi labor fundamental es educar, no rescatar, aunque en casa tengo 25 perros que nadie quiso”.
Por eso, “se hace lo que se puede y con los recursos que se tienen, que son pocos siempre. Seguimos remando. Hay anónimos que siempre colaboran con donaciones o dinero para pagar alguna intervención quirúrgica. Es un trabajo muy agotador, tanto física como emocionalmente”.
Wdoviak insta a cada municipio “a implementar castraciones masivas y gratuitas porque es la única forma ética de reducir la superpoblación de animales, tanto de perros como de gatos”.






