Lo definieron como “el hombre de las mil vidas” o “el escritor de los tres siglos”, pues nació en el XIX, recorrió todo el XX y entró “caminando” en el XXI, con una lucidez y memoria asombrosas.
Juan Filloy, nacido en Córdoba capital el 1 de agosto de 1894 y de cuya muerte se cumplen hoy 25 años (el 15 de julio de 2000), es considerado como uno de los narradores más trascendentes del siglo XX en Argentina.
Pese a mantener un perfil bajo, fue admirado por colegas tan notables como Jorge Luis Borges, Julio Cortázar y Adolfo Bioy Casares, quienes reconocieron la importancia de su obra, tan extensa como personalísima y llamativa.
Su padre era un campesino español de Pontevedra (Galicia) y su madre, una francesa de Toulouse que trabajaba de curandera y lavandera. Ambos analfabetos. Tal vez por eso mostró un lenguaje erudito en sus escritos, para resarcir a sus padres.
Recorrió todos los géneros literarios: novela, cuento, artículo, poesía, ensayo, nouvelle, traducción o historia. También produjo textos híbridos que cruzan elementos de varios géneros. En total compuso más de cincuenta obras, lo que lo convirtió en uno de los autores más prolíficos del país.
Entre sus novelas se desatacan: “Caterva”, publicada originalmente en 1939, donde los siete linyeras que la protagonizan discuten sobre filosofía, política y, por supuesto, sobre derecho; “¡Estafen!”, donde se pronuncia sobre asuntos carcelarios y judiciales; y “La purga”, donde los mejores pintores del mundo quedan encarcelados en una isla a la que llegan creyendo que asistirán a la Ortho Painting World Conference, organizada por un tirano.
Como curiosidad, todos los títulos de sus libros tenían siete letras salvo “Los Ochoa” que, naturalmente, tiene ocho. Y otra veta “especial” de su producción era su afición por los palíndromos (frases que pueden leerse igual de izquierda a derecha, que de derecha a izquierda), de los que publicó más de 8.000.
Paralelamente a su tarea literaria (y en parte, en detrimento de ella), se graduó como abogado en la Universidad Nacional de Córdoba y ejerció esa profesión por casi treinta años.









