En medio de una jornada marcada por las tensiones políticas, el Senado de la Nación aprobó ayer jueves, por 52 votos a favor y 0 en contra, la ley que actualiza los haberes previsionales y eleva el bono mínimo para jubilados de $70.000 a $110.000. La sesión fue impulsada por la oposición y rechazada por el oficialismo, que calificó el debate como “inválido”.
Frente a este escenario, el defensor de la tercera edad, Eugenio Semino, advirtió en diálogo con FM 89.3 Santa María de las Misiones que el país atraviesa una crisis humanitaria que afecta directamente a los jubilados. Y aunque celebró la aprobación de la ley, alertó que la cobertura económica sigue siendo insuficiente y que la disputa política no puede frenar la respuesta urgente del Estado.
“Todo esto ya lo vivimos hace un año y medio. Se había sancionado algo muy similar y fue vetado por el Poder Ejecutivo. Hoy estamos en un déjà vu, pero con una situación social mucho más grave”, afirmó Semino. Desde la Defensoría, recordó, se cuestionó judicialmente el veto anterior por considerarlo inconstitucional, y esas causas aún se tramitan en juzgados federales de distintas provincias.
“La situación hoy es desesperante. Nosotros venimos hablando de crisis humanitaria hace tiempo. Pedimos que se decrete una emergencia alimentaria, sanitaria y habitacional para los jubilados”, señaló.
El defensor explicó que su oficina atiende entre 200 y 400 casos diarios de personas mayores que no pueden cubrir ni siquiera sus necesidades más elementales. “La última canasta básica del jubilado, con gastos de vivienda, superaba el 1.200.000 pesos en abril. Pero hoy hay 5 millones de jubilados y pensionados que perciben apenas 379.000 pesos por todo concepto. Eso es indecente”, denunció.
Además, agregó que unas 500.000 personas con discapacidad cobran pensiones no contributivas de $330.000, y que las Prestaciones Universales para el Adulto Mayor (PUAM) están en cifras similares, apenas $350.000.
En cuanto al impacto económico de la ley recientemente aprobada, explicó que la suba implicaría unos $60.000 adicionales, llevando los haberes mínimos a unos $440.000, pero aun así “seguimos muy lejos de poder cubrir las necesidades básicas”.
Ante la posibilidad de que el presidente Javier Milei vete la norma, Semino fue claro: “El Estado -en sus niveles nacional, provincial y municipal- tiene que actuar de inmediato. Más allá del veto, hay vidas en riesgo”.
El defensor fue especialmente crítico con el deterioro progresivo del sistema previsional. “A través de las distintas administraciones, el haber del jubilado se fue deteriorando, y los fondos de la seguridad social -que debían ir al trabajador- se usaron para todo menos para él. Hoy se discute si se le da una limosna a quien trabajó 30 o 40 años y construyó esta sociedad”, lamentó.
También denunció la falta de comprensión de la política sobre la gravedad del problema: “Los políticos ven expedientes, pero no ven el sufrimiento real. Hay gente que viene a la Defensoría y me dice: ‘El médico me indicó esta pastilla dos veces al día, pero solo puedo tomarla día por medio porque no la puedo comprar’. Y estamos hablando de un antihipertensivo”, contó.
Semino relató además que muchas personas mayores duermen en la calle, en refugios o en pensiones, donde el alquiler de una pieza con baño compartido puede costar hasta $250.000, es decir, el 80% de una jubilación mínima.
“Después de todo lo que pasó ayer en el Congreso, hoy tengo una cola en la puerta de la Defensoría. Son los que no tienen adónde ir, los que deben buscar un comedor para almorzar o pasar el día”, describió.
También apuntó contra el mito de que los adultos mayores pueden ser sostenidos por sus familias: “Eso ya no existe como antes. Las estructuras familiares cambiaron. Hay personas totalmente solas, sin red social ni contención. El Estado tiene que identificarlas y asistirlas. Se puede hacer fácilmente cruzando padrones de ANSeS, PAMI y obras sociales”, subrayó.
En un contexto de alta morbilidad invernal, advirtió que ya no hay camas de internación disponibles, lo cual agrava el riesgo para esta población vulnerable.
Consultado sobre las movilizaciones históricas, confirmó que seguirán con las marchas de los miércoles, una tradición de más de 35 años. “Participé desde joven, cuando dirigía hogares públicos durante la dictadura. Hoy ya soy mi propio objeto de estudio”, dijo con ironía.
Finalmente, Semino lamentó que se haya perdido la conciencia social sobre el envejecimiento: “Antes, las movilizaciones eran masivas. Hoy se naturalizó que si alguien llega a viejo, que se arregle como pueda. Pero la biología nos ofrece 20 o 25 años más de vida plena. En el mundo se aprovecha. Acá, lamentablemente, se aplica una lógica del descarte”.
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— PRIMERA EDICIÓN (@DiarioPrimera) July 12, 2025







