Pasaron casi veinte meses desde que Javier Milei asumió la presidencia con la promesa de “dinamitar” el statu quo político y económico de la Argentina. En ese tiempo, los indicadores macroeconómicos muestran algunas señales alentadoras: la inflación cedió terreno. Sin embargo, el precio social de la estabilización es elevado, como lo expone un reciente informe del Instituto Interdisciplinario de Economía Política (IIEP-UBA).
Según este estudio, el país perdió casi 196 mil puestos de trabajo entre noviembre de 2023 y marzo de 2025. Solo en el último año, la cifra asciende a 71.000 empleos menos, un golpe directo al corazón del mercado laboral formal.
El informe, elaborado a partir de datos oficiales del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA), también revela que el empleo asalariado formal -que incluye el sector privado, el público y el trabajo en casas particulares- se encuentra estancado desde julio de 2024, sin señales claras de reactivación.
La otra cara del ajuste es la caída brutal del salario mínimo real, que se desplomó un 32% entre noviembre de 2023 y mayo de 2025. Este retroceso deja al salario básico por debajo de los niveles de 2001, el año del colapso de la convertibilidad. Si se lo compara con su punto más alto en septiembre de 2011, la pérdida real alcanza el 62%. Estamos, una vez más, ante una economía que se estabiliza a costa de su gente.
Milei cumple con su promesa de aplicar una lógica de “shock” para revertir años de descontrol fiscal y desequilibrios estructurales. Pero la estabilidad macroeconómica sin una recuperación del empleo y del poder adquisitivo es un espejismo que no se sostiene en el tiempo.
La inflación baja es una buena noticia, pero si el ciudadano no llega a fin de mes, ese logro se convierte en letra muerta para la mayoría.
El gobierno libertario parece haber optado por una estrategia que prioriza indicadores fríos por encima de la contención social. ¿Es sustentable esta lógica? ¿Cuánto tiempo más podrá sostenerse una paz cambiaria si el costo es la exclusión de miles del mercado laboral y el empobrecimiento de los que aún conservan su empleo?
La historia reciente de Argentina muestra que cada vez que la estabilidad se logró a costa del bienestar social, el rebote fue tan virulento como inevitable. Milei tiene números para mostrar, pero también heridas abiertas que no cierran con estadísticas.





