No eres como eres, sino como estás acostumbrado a ser, una frase que explica cómo la costumbre moldea nuestra personalidad. Aprendimos a ser como somos para relacionarnos con el entorno, pero no todo lo que aprendimos a ser nos favorece o nos hace bien.
Muchas veces estamos atrapados en una creencia hacia nosotros mismos y permanecemos en un bucle de sufrimiento casi constante.
¿Por qué hacemos lo que hacemos? Esa es una pregunta que tenemos que utilizar para comenzar a entendernos, para iniciar un cambio profundo de nuestro ser. Dejarnos llevar por la repetición de acciones nos complica la vida porque podemos llegar a ser tan autodestructivos que nos llevará a la derrota.
Generalmente, los humanos tendemos a exigirnos demasiado porque buscamos la perfección en el camino al éxito. En realidad, eso no nos favorece primero porque la perfección no existe y segundo porque la búsqueda debe estar relacionada con el amor propio. Cuanto más nos amamos más fácil nos resultará el camino.
La visión que tenemos de nosotros mismos, incluyendo nuestras características, habilidades y debilidades es la que nos guía en cada paso que damos.
Cuando fuimos formándonos para la vida aprendimos de quienes nos educaron, del entorno en que vivíamos y también utilizamos herramientas heredadas. Si en nuestro entorno teníamos adultos quejosos, siempre en modo víctima, de los que culpan al afuera de todas sus desgracias, ¿cómo creemos que seremos? A imagen y semejanza porque por más que digamos: “no seré así como…”, así nos veremos de adultos, haciendo eso que prometimos no hacer o haciendo lo contrario. Esos actos no provienen de nuestra esencia, de nuestro propio ser sino de otros, por eso siempre, siempre, sentimos un vacío interior, sentimos que “algo” nos falta o “algo” en nosotros no está bien.
Aparecen en esos momentos de tristeza y decepción, la culpa y el miedo a no ser aceptados, pero ¿cómo seremos aceptados si nosotros mismos no nos aceptamos?
Demos un salto al costado para retomar el camino.
Dice Joe Dispensa: “Deja de ser tú”, en realidad es “comienza a ser tú”. Deja las malas costumbres como criticarte, mirarte al espejo y encontrar siempre “algo” en ti que no está “bien”. Esa mente crítica y cuestionadora es la que hay que mirar, atrapar, decirle: “¡Ah! ¡Te pillé!”, te pillé diciéndome que no soy perfecto, que no soy capaz, que soy miedoso, que tengo que sentir culpa, que la vida del otro es mejor que la mía, y tanto más que puedes sumar a la lista.
Comienza a ser tú
Lo que convertimos en una mala costumbre debe ser reemplazado por una buena costumbre. Creo que todos coincidimos en eso, pero seguramente estamos pensando en el “otro” no en nosotros.
Sí, sos vos, vos tenés que ser vos y dejar que los otros sean sus propios otros.
Como dice Brian Tracy: “Conviértase en un organismo generador de autoestima perpetua haga continuamente cosas para usted mismo, hacia sí mismo en su vida, que hagan que se ame, que se respete, que se acepte, que hagan que se agrade a sí mismo, que hagan que se sienta fantástico con usted mismo”.
Hay quienes piensan que las afirmaciones positivas no sirven, pero ¿qué creen? ¿Las afirmaciones negativas tampoco? Claro que sí, eso que nos decimos nos afecta así que es mejor “afectarnos” con lo positivo. Se estima que las personas tenemos unos 60 mil pensamientos por día, y la mayoría son automáticos y repetitivos. De estos, algunos estudios estiman que en un 80%, son pensamientos negativos. ¿De qué lado estás?
No eres como eres, sino como estás acostumbrado a ser.
Si te dices: “Yo soy un inútil”, ¿qué crees que serás mañana?
Si te dices: “yo soy capaz de realizar todo lo que me propongo”, ¿qué crees?
Si diariamente tenemos 60 mil pensamientos, que sean positivos. Que sea una buena costumbre seleccionarlos.
Yo soy mis pensamientos, yo soy lo que en este momento me dejo ser. Si no controlo lo que pienso entonces estoy en problemas.
El proceso mal aprendido y mal utilizado
Una mente negativa tuvo un origen, no vino de la nada. Encontrar el origen es importante para desactivarlo, para reemplazarlo. Existen diversas formas de buscar el origen de nuestros pensamientos y sus sentires, una manera es realizar la pregunta antes de dormir para que el subconsciente que se activa durante el sueño busque. La respuesta llegará solo tenemos que estar atentos porque no nos dirá:
”¡Hola! soy la respuesta a tu pregunta”. Cuando detectemos el origen procedemos a reemplazarlo.
También podemos buscar el origen entre nuestros antepasados, detectar lo heredado para decirle: “muchas gracias, ya no te necesito, tengo mis propias costumbres que son enriquecedoras”.
Otra forma de buscar el origen es viendo si estamos ocupando nuestro lugar y no en otro rol. Algunos son padres de sus padres, hermanos de reemplazo, sanadores de dolores de otros, atendiendo a otros mientras nos vamos desangrando por dentro y algún día explotamos en enfermedades, llantos, resentimientos.
Autoseamos amorosos, cariñosos y comprensivos con nosotros primero siempre.
Rosanna Toraglio
Periodista-BioPsicoTerapeuta.








