Cuando estamos solos, cuando nadie nos ve, ese es el momento más importante, es cuando somos quienes somos.
Cuando nadie te ve ¿cómo te tratas? Cuando nadie te ve ¿cómo te hablas? Cuando estás solo ¿cantas o bailas? Cuando estas solo ¿disfrutas de tu compañía?
Hacer las cosas sin estar pendientes en cómo se ven es darle valor a nuestro tiempo, a nuestra vida, es escribir nuestra historia desde adentro y no para que se vea linda.
Ser auténticos, es ser nosotros mismos en cualquier circunstancia, lugar o frente a cualquier persona, y la única forma de serlo, es conociéndonos y queriéndonos tal cual somos.
Y eso solo se logra tratándonos bien, siendo amigos de nosotros mismos, y disfrutando plenamente de estar con nosotros, cuando nadie nos ve.
La mejor aventura es animarnos a ir para dentro, ver nuestros lados luminosos y los que no lo son, aprender a darnos oportunidades y creer en nosotros, aunque hayamos fallado muchas veces.
Cuando nadie nos ve es nuestro momento de construirnos, de fortalecernos, de pensar cuál es nuestro propósito, y si lo que estamos haciendo actualmente nos está acercando a él.
Cuando nadie nos ve es el momento de crear complicidad con nosotros mismos, bailar frente al espejo, cantar muy fuerte como estrellas de rock, sentirnos fuertes, lindos y merecedores de todas las cosas buenas.
Cuando nadie nos ve es también nuestro momento de introspección, de mirar para adentro, de perdonar viejos dolores, de abrazar nuestras heridas y de valorar todo el camino andado.
Cuando nadie nos ve es nuestro momento mágico, es cuando vamos a nuestro centro, reunimos las fuerzas, el enfoque y podemos salir al afuera, auténticos, siendo lo que somos y reflejar nuestra esencia, la que se forjó, cuando nadie nos ve.
Natalia Moyano
Contadora con corazón de escritora
[email protected]








