En un mundo cada vez más sedentario, el cuerpo y la mente pagan el precio del exceso de pantallas, la falta de movimiento y el estrés acumulado. Afortunadamente, hay herramientas accesibles y naturales que pueden ayudarnos a recuperar el equilibrio. Una de ellas es la Cromoterapia, una terapia complementaria que utiliza los colores como fuente de bienestar físico, emocional y energético.
La Cromoterapia no solo es aplicable en sesiones terapéuticas, sino también en la vida cotidiana: desde cómo vestimos, hasta cómo ambientamos nuestro hogar o espacio de trabajo. Cada color tiene una vibración particular que influye en nuestro estado anímico. Por ejemplo:
• Rojo: activa, estimula y nos conecta con la energía vital. Ideal para vencer la apatía.
• Amarillo: despierta el intelecto, favorece la concentración y eleva el ánimo.
• Verde: equilibra, relaja y armoniza. Perfecto para momentos de ansiedad.
• Azul: tranquiliza, baja la presión y alivia tensiones.
• Naranja: incentiva la creatividad, la alegría y el movimiento.
Pero ¿cómo conectar estos colores con un estilo de vida más activo?
Una manera práctica y efectiva de contrarrestar la vida sedentaria es combinar rutinas suaves de ejercicio con la presencia consciente del color. A continuación, una propuesta simple para comenzar:
1. Ejercicio consciente con color
Antes de comenzar una caminata o una serie de estiramientos, elegí una prenda o pañuelo del color que represente lo que necesitás trabajar: ¿falta de energía? Usá rojo. ¿Mucho estrés? Optá por el azul o verde.
2. Espacios que invitan al movimiento
Ambientes con colores estimulantes, como el naranja o el amarillo, motivan a moverse. Colocá estos tonos en tu rincón de yoga, tu espacio de caminata interior o incluso en tus fondos de pantalla.
3. Rutina exprés con intención
Con solo 15 minutos diarios de movimiento consciente podés marcar la diferencia. Te proponemos una mini rutina:
• Respiración profunda frente a una luz o imagen azul (1 minuto)
• Marcha en el lugar o caminata suave visualizando el rojo o naranja (5 minutos)
• Estiramientos lentos con música y luces suaves verdes o violetas (5 minutos)
• Cierre con una frase positiva y contacto visual con el color que elijas (4 minutos)
La cromoterapia no reemplaza la actividad física, pero puede ser la chispa que encienda las ganas de moverse. En personas sedentarias, el primer paso es pequeño: respirar, mirar un color que inspire y dar ese primer movimiento. El color nos habla, nos acompaña y nos transforma.
¡Que tengas una excelente jornada!
Gabriela Gómez
Especialista en Cromoterapia
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