Un informe del Centro de Investigación y Acción Social (CIAS) y la Fundación FUNDAR alerta sobre una crisis en los barrios populares y una ruptura de la tradicional idea de ascenso social. Sucede que, según los jóvenes encuestados en el AMBA, las oportunidades son escasas y tanto la familia como las escuelas no brindan el apoyo necesario. De tal manera, muchos adolescentes pierden la esperanza de un futuro mejor e intentan vivir el presente.
Por su parte, en Misiones, a pesar de los retos presentes, docentes y directivos intentan brindar un acompañamiento y contención, intentando transformar el espacio educativo en una “familia” que apoya a los adolescentes en sus desafíos diarios. Además, subrayan la necesidad de trabajar con los tutores y organismos estatales para motivar a los estudiantes y ayudarlos a proyectar un futuro, a pesar de las dificultades del contexto.
Sin embargo, la adolescencia es una etapa compleja y desafiante, especialmente en el ámbito escolar, donde los jóvenes enfrentan múltiples cambios emocionales y sociales.
Un barrio bastante complejo
En diálogo con PRIMERA EDICIÓN una de las docentes del CEP 6 en el barrio Fátima de Garupá, Karina Henn, destacó que los adolescentes “lo que necesitan es contención” para poder atravesar esta etapa con apoyo y guía. En la escuela, tanto docentes como personal administrativo trabajan para brindar ese sostén, fomentando un ambiente donde los chicos se sientan acompañados y respetados.
Cabe mencionar que, años atrás, en esta institución se vivió una situación complicada cuando un alumno apuñaló a un preceptor. Sin embargo, intervinieron en el caso y lograron avanzar mucho en la contención y el acompañamiento de los chicos.
El barrio Fátima, Henn aseguró que son “muy buenos chicos” y han mostrado una mejora notable en la conducta de los estudiantes a lo largo de los años, con solo “cuestiones mínimas” que se presentan ocasionalmente: “Esto fue un barrio bastante complejo al principio… pero la escuela fue transformando esto en una familia”, relató.
El colegio implementa estrategias concretas para ayudar a los adolescentes a manejar las dificultades actuales, como el uso excesivo del celular y las redes sociales. Precisó que aplican una especie de “abstinencia de celular”, donde los dispositivos se guardan durante las clases para mejorar la atención y la comunicación entre los chicos y con los docentes. Esta medida, aunque al principio costó, comentó que actualmente generó resultados positivos en la convivencia y el aprendizaje.
El rol de la familia también es fundamental en este proceso. Karina señala que “hay un grupo que sí va a las reuniones y están más presentes”, lo que refleja un acompañamiento creciente hacia los estudiantes. Resaltó que los adolescentes necesitan ese apoyo familiar para sentirse motivados y respaldados en sus estudios y proyectos de vida.
A poco de egresar y salir a la educación superior, comentó que trabajan en la orientación vocacional desde el cuarto año, acompañando a los chicos para que conozcan las opciones educativas y profesionales disponibles. Karina compartió con orgullo que muchos egresados han logrado insertarse en carreras como enfermería, docencia, fuerzas armadas y otros ámbitos, e incluso algunos regresan como docentes o preceptores.

Redes, bullying y cómo abordar una tragedia
En el CEP 36, aunque la institución esté ubicada en el centro posadeño, acuden alumnos de distintos barrios posadeños. En ello, intentan lidiar con diversas situaciones, desde la violencia en las redes, el bullying y recientemente el impacto en los chicos del femicidio de una preceptora.
“Todos fuimos adolescentes: tenemos el físico de una persona adulta, pero todavía estamos saliendo de la niñez”, reflexionó el director del colegio, Orlando Lorenzo Alé. Es que, a la hora de encarar la vida cotidiana, ellos se ven como grandes y piensan que pueden hacer cosas de grandes, pero todavía no tienen la madurez para encarar esta etapa”, agregó.
Por tal motivo, señaló que intentan incentivar constantemente el diálogo, “que se cuiden, porque la calle es peligrosa”. En el día a día, comentó que es importante “que vivan su adolescencia, pero que no pasen los límites y no tengan consecuencias graves para ellos”.
Acerca de las problemáticas vistas en los alumnos, mencionó que con el auge del celular y redes sociales “a veces se insultan, con mensajes muy subidos de tono”. En cuanto a situaciones más complejas, indicó que “directamente vamos a hablar con cibercrimen”.
Respecto al bullying, Alé compartió que aún persisten episodios, aunque “por suerte los chicos vienen y comentan si los compañeros están molestando” y después de esto “hablamos, tenemos una psicopedagoga que interviene y está faltando una psicóloga, porque realmente se necesita”.
Puntualmente en el CEP 36 el director recordó que hubo un impacto importante en la comunidad por el caso de femicidio de la preceptora Soledad Machuca. En este sentido, “hubo un trabajo con la psicopedagoga y después vino un grupo de psicólogos para hablar de ese tema. Los chicos, sobre todo el turno tarde, todavía están muy sentidos porque era una preceptora muy amigable, presente con ellos, y se siente mucho su ausencia.

Dar respuesta desde el Estado
El Gabinete Psicopedagógico Interdisciplinario (GPI) de Misiones, dependiente del Consejo General de Educación, con 20 años de trayectoria y presencia en 10 sedes provinciales, articula en la prevención y abordaje de problemáticas que afectan a la comunidad educativa. Por la cantidad de casos relacionados con intentos y actos efectivos en población escolar, el Gobierno provincial fomentó la creación de la CAIS (Comisión de Abordaje Integral del Suicidio).
Es así que se cuenta con una resolución que establece “cuál sería el protocolo, cuáles son las acciones que tiene que realizar la institución en caso de ideación suicida, en caso de que haya un evento, cómo actúa la escuela ante esas situaciones, cómo se contiene, cómo se acompaña a los estudiantes, a los docentes en caso de que ocurra una situación de suicidio”, explicó a PRIMERA EDICIÓN el coordinador provincial del GPI, Ricardo Martin.
En lo que va del 2025 contó que “por suerte, y hasta el momento, no se consumaron hechos”, aunque la demanda para activar estos protocolos es alta y creciente, sobre todo en relación a la ideación suicida.
El coordinador afirmó que trabajan de forma articulada con “docentes y directivos, haciendo la prevención y la posvención”. En este sentido, resaltó que “hoy la sociedad está atravesando situaciones de crisis, hay situaciones muy complejas y la escuela tiene que ser ese reducto donde pueda contener, alojar cuáles son esas necesidades de los estudiantes”.
Por fuera del tema suicidio, han intervenido con “problemas de convivencia, conflictos intersubjetivos, conflictos en cuanto a familias que denuncian a un docente, docentes que tienen problemas con sus directivos, directivos entre sí”, enumeró.
Asimismo, Martin mencionó que aún existen “los casos de acoso escolar o lo que se conoce como bullying”. Como respuesta a esto, remarcó que “aprender a convivir” es fundamental, lo que implica “comunicarnos adecuadamente, ser más asertivos en cuanto a la comunicación, también aprender a gestionar nuestras emociones, a desarrollar la inteligencia emocional, poder poner en palabras cuáles son las situaciones que estamos atravesando”.









