El consumo de carne vacuna se encuentra en una tendencia decreciente. De acuerdo al último informe de CICCRA (Cámara de la Industria y Comercio de Carnes y Derivados de la República Argentina), el consumo por habitante de carne vacuna se ubicó en mayo en un nivel de 49,5 kilos/año, el cual se ubicó 0,5% por encima del registro correspondiente a mayo del año pasado. Sin embargo, continúa en niveles mínimos.
El productor y consultor ganadero Víctor Tonelli confirmó que, si bien hubo una leve mejora, el consumo de carne vacuna en Argentina sigue siendo uno de los más bajos de la historia. “Este semestre cerró con un promedio de 49 kilos por habitante por año, contra 44 del año pasado, pero seguimos lejos de los 82 kilos que se consumían seis décadas atrás”, explicó.Tonelli fue claro al destacar que el cambio cultural y el precio empujaron esta transformación.
“Hoy se consume más carne en total, pero menos carne vacuna. Entre pollo y cerdo, pasamos de 12 a 65 kilos por habitante por año. Eso explica el desplazamiento del vacuno, que además es más caro y menos eficiente de producir”, señaló en diálogo con Rivadavia.
Sobre los rumores de que se está vendiendo carne vacuna brasileña en carnicerías argentinas, Tonelli fue tajante: “Eso es mentira. No entra un solo kilo de carne con hueso desde Brasil”. Y aclaró: “Lo que sí se importa, históricamente, es bondiola de cerdo brasileña, debido a su precio más competitivo”.
Consultado sobre las exportaciones, afirmó que Argentina exporta menos que antes, pero que la recuperación es progresiva: “El problema fue que hasta hace un año y medio estaban casi prohibidas las exportaciones. Ahí sí Paraguay y Brasil aprovecharon para ganar mercado”.
Por último, relativizó la supuesta “invasión” de carne extranjera: “Aunque se diga que se cuadruplicaron las importaciones de carne vacuna, eso representa apenas el 0,05% del consumo interno. No tiene ningún impacto real”, concluyó.
El mensaje fue claro: el consumo de carne vacuna bajó por razones estructurales y culturales, no por invasiones externas ni modas pasajeras. Argentina se adapta, pero con un sabor cada vez más mezclado.

Los precios de la carne por encima de la inflación
De acuerdo al IPCVA (Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Agentina), que analiza el desempeño de los precios de la carne, en el mes de mayo los precios de la carne aumentaron por encima de la inflación.
Los valores de los distintos cortes registraron una variación de 2,6% (vs. inflación mayo 1,5%), con respecto al mes anterior. El incremento de los primeros cinco meses del año fue de 27,3% una diferencia porcentual del 14% fundamentalmente dada por la baja oferta que encarece los precios.
El producto que menos aumentó fue el pollo fresco, con una variación en línea con la inflación del 1,5%, aunque se mostró por encima de la inflación en los últimos cinco meses (17,3% vs. 13,3% IPC hasta mayo).
En los puntos de venta que atienden en barrios de nivel socioeconómico altos los precios de la carne vacuna varió un 3.3% su precio. Los medios del 2.5%. Mientras que en aquellos que atienden al nivel socioeconómico bajo los precios aumentaron un 2.4%.
Con respecto a las diferentes categorías de hacienda, la carne de novillito mostró variaciones en sus precios del 2,3%, la carne de novillo 0,9%, la carne de vaquillona y ternera 3,6% vs los precios de abril 2025. En promedio, el precio de la categoría liviana de consumo minorista tuvo un aumento del 2,6% comparándolo con el precio del mes anterior.
Por punto de venta existen diferencias durante el último mes de mayo 2025, los precios variaron un 3%, con respecto al mes anterior en las carnicerías; mientras que en los supermercados se observa un aumento del 1,6%.

Preocupación
En vísperas de la segunda mitad del año, la industria cárnica argentina encendió una señal de alerta que preocupa a productores, frigoríficos y consumidores: una combinación de factores -caída del stock ganadero, escasa oferta de hacienda terminada y expectativas de recuperación del consumo interno- podría derivar en fuertes aumentos en el precio de la carne vacuna.La advertencia surgió durante un encuentro convocado por la Mesa de las Carnes, donde representantes del sector analizaron la situación crítica que enfrenta la cadena. Según datos recientes, el stock bovino nacional cayó a 51,6 millones de cabezas, lo que representa una pérdida de casi 2,6 millones de animales en los últimos dos años, producto de una prolongada sequía y ventas forzadas.“Si este año se consolida la recomposición salarial, es probable que aumente el consumo interno -que representa el 70% de la producción- y no tendremos animales suficientes para responder a esa demanda.Eso también puede disparar los precios”, advirtió hace 15 días Sebastián Bendayán, gerente de la Cámara de Frigoríficos de Santa Fe (CAFRISA).En mayo, el consumo de carne mostró una leve recuperación, alcanzando los 49,5 kilos por habitante al año, aunque sigue por debajo del promedio histórico.
Históricos
El dato contrasta con el registro de 2024, cuando el consumo anual tocó uno de sus niveles más bajos en más de un siglo: 47,7 kilos por habitante, el segundo peor desde 1914. Desde el sector advierten que el problema no es solo coyuntural, sino estructural. “En 1978, con 25 millones de habitantes, había 50 millones de cabezas. Hoy somos 46 millones y seguimos con el mismo rodeo”, subrayó Ernesto Lowenstein, de la Unión de la Industria Cárnica Argentina (UNICA).Miguel Jairala, del Consorcio de Exportadores ABC, aportó otro dato inquietante: “El stock bovino actual es el más bajo desde 2012”. A eso se suma la ociosidad industrial, con frigoríficos que operan con márgenes mínimos y menos faena por la falta de hacienda terminada.













