A los conocimientos que heredó de su padre, que con 86 años aún toma a diario la azada y prepara la tierra de su chacra en Olegario Víctor Andrade, Alberto Schworer sumó nuevas técnicas y productos modernos, que aseguran cosechas orgánicas, capaces de cumplir con quienes buscan un consumo consciente, cuidando la salud, el medio ambiente y la economía.
A poco más de tres kilómetros de la ruta provincial 3, Alberto planta lechuga, espinaca, rúcula, repollo, aunque este último está complicado, “no sé que está pasando”, reconoció. También, suma cebollita, perejil, “que siempre se venden”, batata, mandioca y pepino, que comercializa desde hace ocho años en el mismo espacio. Además, dos veces al mes dice presente en la feria de Jefatura.
El trabajo es constante, no hay días ni horarios. “Hay épocas más complicadas, en octubre del año pasado las inclemencias del clima hacían estragos, arreglábamos los invernaderos y a los dos días venía otra tormenta y, otra vez, debíamos invertir en madera para las estructuras o plásticos, que son muy costosos”, confió el productor e hizo hincapié en que, por ello “compramos mudas, no podemos sembrar y plantar, nos focalizamos en una tarea y la hacemos bien”.
En este contexto, apuntó que los costos de las semillas no son fáciles de afrontar, sembrar pepino, significa una inversión de 37.000 pesos solo en semillas.
Y añadió que “la venta siempre está sujeta al momento, fecha del mes, clima, porque cuando hace frío, por ejemplo, prácticamente no se vende lechuga”.
Alberto incursionó también en la plantación de parrales pero, lamentablemente, el granizo del año pasado hizo estragos y para esta cosecha, solo contará con uva rosada.
A la vanguardia
Alberto nació y creció en Olegario Víctor Andrade. Aquí, aprendió los secretos “del campo”, a observar el clima, la luna, los insectos… Pero también se involucró en las nuevas tendencias, para cumplir con su clientela.
Pensar en un sistema agroecológico fue fundamental, para ello fue necesario hallar la forma de conectar los conocimientos tradicionales y científicos para lograr una producción más sostenible, buscando alternativas locales y, en la mayoría de las ocasiones, exclusivas, que en muchas oportunidades encontró en las capacitaciones organizadas desde organismos como la Secretaría de Agricultura Familiar.
Los años de trabajo, la confianza, la seguridad de que están consumiendo alimentos en los que para su producción no se utilizaron agroquímicos, ni pesticidas de síntesis química, fidelizaron la clientela de Alberto, que a través de Whatsapp adelantan sus pedidos, lo que asegura también que la mercadería siempre llegue fresca. “Por lo general, los jueves ya me adelantan lo que van a necesitar para el fin de semana”, confió el productor.