Rodeada de cerros vestidos de mil tonos de verde, en los que en pocos días lapachos amarillos y rosados se lucirán en todo su esplendor, en el municipio de Dos Arroyos, Evelyn de Mattos trabaja junto a su familia con caña dulce, elaborando todos sus derivados, desde miel hasta azúcar rubio, muy demandada, y rapadura.
Hace ya ocho años, cuando se casó, Evelyn trabaja en esta tierra con caña dulce, pero conoce sobre su proceso de toda la vida, por su casa materna.
Esta no fue una buena temporada, las heladas se hicieron sentir en las plantas. Igualmente, el trapiche se puso a funcionar. La caña apta se procesó. “Se extrae el jugo, se lleva sobre los hornos, en tachos metálicos, a fuego con leña, se cocina, hasta los distintos puntos. Según la cantidad de litros, puede llevar de dos a cuatro horas”, contó la joven productora y añadió que “para rapadura es un punto, para azúcar otro y uno distinto para la miel de caña. Hay que saber el punto para cada uno”.
La rapadura es una “golosina” popular en la tierra colorada y, puede decirse, de las más sanas, puesto que no requiere ningún tipo de refinado, centrifugado, ni otro tipo de procedimiento químico, su sabor lo debe, simplemente, a los nutrientes del azúcar de caña y agregados como maní, leche, naranja o batata, nada más.
“Una vez que se tiene el punto para rapadura, se pone en un molde grande y se enfría; para el azúcar, se saca en una batea, se revuelve mientras pierde calor para que solidifique y luego se pasa por una zaranda. La miel es más fácil, es el primer punto, cuando comienza a espesar”, detalló Evelyn.
Luego confió que “lo que más se vende es azúcar y miel. La demanda de azúcar se incrementó mucho en los últimos tiempos porque la gente comenzó a consumir azúcar rubio, no tanto blanco, porque descubrió que es mejor lo orgánico, tal y como se produce en la zona”.
Aquí, nada se desecha, el rezago que deja el trapiche se utiliza para alimento de los animales y abono.
“No cambiaría esta vida; la paz, la tranquilidad que hay aquí, no se cambia, me encanta la ciudad, pero para ir un día y listo”.
Además de caña dulce, junto a su esposo y su beba de siete meses, Evelyn, que solo tiene 24 años, planta para consumo propio mandioca, maíz, maní, poroto, verduras de hoja; y no faltan gallinas, para huevo, y vacas para leche y sus derivados.
Llegar a los consumidores
Seis kilómetros de camino terrado, de trazado zigzagueante y vistas increíbles separan a Evelyn de la ruta provincial 4. Recorrido que afronta para decir presente en la feria del pueblo, que se lleva a cabo cada viernes (aunque en los últimos tiempos los encuentros se realizan cada quince días o una vez por mes).
La capital misionera es otro punto de venta, sobre todo en la Plaza Dulce, movimiento organizado por Agricultura Familiar con muy buena aceptación.