Nueve de cada cien personas en el mundo padecen hoy un problema de salud mental y al menos el 25% de la población mundial lo sufrirá en algún momento de su vida, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Esa es la magnitud de la problemática que durante muchos años las sociedades escondieron bajo la alfombra.
En diálogo con PRIMERA EDICIÓN, Graciela Mana, a cargo del Juzgado de Familia N°1, analizó este tema y sus tres grandes problemáticas: la salud mental, las adicciones y las internaciones voluntarias e involuntarias.
Tenemos un nuevo modelo de salud mental en materia legislativa, ¿lo plasmamos en la práctica?
Nosotros, como el mundo, nos hemos dado cuenta que la cronicidad en las instituciones de salud mental no resolvía el problema del paciente y empezamos a trabajar esta idea de sacar esos hospitales monovalentes, manicomios, y generar espacios polivalentes con la presencia de profesionales formados en más ciencias para cubrir la parte terapéutica.
Legislativamente hablando no falta nada, nuestra Ley de Salud Mental es muy humana y pretende cosas que todavía no se han podido llevar a la práctica por una cuestión presupuestaria y de altos costos.
Contamos con la Ley del Paciente, con la Ley de Salud Mental 26.657 que es de 2010, el nuevo Código Civil y Comercial aprobado en 2015 que contempla la transversalidad del trato digno al paciente y las internaciones como medida provisoria y excepcional, que hace foco en el tiempo de la internación.
El paciente, cuando lo necesite, cuando haya un riesgo cierto e inminente, puede requerir esa internación que tiene que estar marcada por el tiempo, asistido por un equipo interdisciplinario que sugerirá las medidas para llegar al tratamiento ambulatorio, ya sea con medicación de depósito y con un tratamiento terapéutico que conlleve a evitar la nueva recaída, sea en adicciones o en enfermedades como depresión, bipolaridad, o una oligofrenia que pueden derivar en una crisis psicótica.
¿Y cómo estamos en Misiones?
En Misiones, si bien avanzamos mucho, todavía nos falta. Todas esas normas, como la convención de derechos de las personas con discapacidad o con problemas de salud mental proponen cerrar estos hospitales psiquiátricos de puertas cerradas. El Carrillo es un hospital psiquiátrico que si bien adquirió algunas herramientas humanas para mejorar el servicio -como el equipo interdisciplinario- continúa abierto como institución monovalente. Ahora, cuando una persona llega en un estado crítico, en el caso del adicto necesita un período de abstemia, ¿cómo hacés? se termina requiriendo fuerza de seguridad para que esté en la puerta de la habitación para evitar que esa persona se escape.
Un hospital de encierro para un adicto que en esa etapa más crítica de abstinencia podría necesitar caminar, deambular. Estas normas imponen la desmanicomialización pero, la realidad, muchas veces necesitamos ese proceso porque la voluntad es endeble. Si bien nos manejamos con el consentimiento informado del paciente, ¿está en condiciones ese paciente de tener una escucha activa y autodeterminante para conocer qué es lo mejor para él?
El hospital Carrillo trabaja y avanzó en el funcionamiento de ese proceso intermedio. Estos son algunos de los puntos que aún nos debemos como sociedad en el marco de la salud mental.
¿Aumentaron los pedidos de internación involuntaria de personas con adicciones que ingresan en el Juzgado de familia?
Nos enfrentamos con un ascenso en la casuística presentada en el Poder Judicial de pedidos de internación de personas con adicciones. Muchos profesionales comparten sobre el tipo de drogas que hoy se encuentran, cada vez menos puras, que despiertan en los pacientes todo tipo de crisis porque vienen combinadas con otras sustancias, nuevas drogas como la pedra que todavía es peor que el paco. Nos enfrentamos a la desesperación de un adicto de consumir gas o nafta donde las lesiones físicas en el aparato respiratorio son más graves aún.
¿Cuántos pedidos de internación se hicieron en Misiones?
Se está trabajando en cambiar el ingreso de las mesas de entradas únicas informáticas del Poder Judicial para unificar la denominación y así poder contar con una estadística más específica. Ya que en la actualidad hay varias denominaciones que dificultan contar con cifras exactas. Desde 2000, cuando se inauguró el Juzgado de Familia 1, hay aproximadamente 2.500 causas de internación presentadas en este Juzgado, pero se registra un ascenso en los últimos dos años.
El modelo sustitutivo de la capacidad de la persona fue dejado de lado en la Justicia. Hoy está vigente un modelo de presunción de la capacidad, que se amolda a algo más propio de la persona específicamente hablando, son medidas más integrales, aplicadas en forma individual, con una visión interdisciplinar donde se estudia a la familia. De ahí la importancia de los seguimientos y la revisión de las incapacidades, porque todas son medidas situadas en un tiempo y un momento determinado.
¿Y cómo se resuelven estos pedidos?
La mayoría de ellos está en cautelares porque ameritan una urgencia de rigor. Ahora, el modo de operar esa urgencia tiene que ver con el paciente, si ya tuvo ingreso es mucho más sencillo y se determina un traslado involuntario porque aún no tenés el dictamen médico que dé cuenta del peligro cierto e inminente o la peligrosidad para sí o para terceros. El informe médico determina la urgencia para el traslado involuntario al centro de salud para que allí informen a la Justicia cuánto tiempo necesitará el paciente de internación.
En otros casos sí se toma la internación involuntaria cuando ya el cuerpo médico pudo con su equipo ver al paciente, ya sea porque la familia lo trasladó al lugar donde está el cuerpo médico o el equipo haya ido a ver al paciente, algo que se hace en muchas ocasiones.
¿Los centros de salud no pueden internar sin consentimiento en medio de una crisis psicótica, por ejemplo?
Con la actual Ley de Salud Mental, el médico sigue teniendo la posibilidad de dictaminar o tener a alguien internado y debe poner en conocimiento inmediato a la autoridad judicial especial, que en este caso son los Juzgados de Familia.
Es decir, los centros de salud pueden internar sin la voluntad del paciente e informar a la Justicia. Pero muchas veces no lo hacen y lo que ocurre es que las familias tienen que venir a judicializar sí o sí el expediente, sumando un nuevo problema a esa familia.
Estamos recibiendo muchos pedidos en la Justicia para poder internar a sus familiares. Y cuando acude a la Justicia es porque ya intentó llevarlo a un centro de salud, a veces pasan por estos centros de salud donde tienen esta limitación de la internación voluntaria.
¿Cuándo se justifica una internación involuntaria?
Cuando hay un riesgo cierto e inminente o un peligro para la persona o para terceros, eso es lo que va a fundarnos la necesidad de esa contención en el caso de alguna patología mental o de una adicción que puede despertar también una patología mental.
En el caso de los adictos que se encuentran en una situación severa y que necesitan pasar por la abstinencia que es un proceso muy difícil a nivel físico; hablar de puertas abiertas durante este período es muy complicado.
La internación voluntaria está en esas etapas donde el paciente logra una estabilidad con su medicación y entonces puede consentir que puede vivir mejor y una vida normal en sociedad. La ciencia acompañó el proceso de salud mental, estamos hoy en un modelo social de la discapacidad y lo que se busca es contemplar la libertad y la igualdad. Y para que esa igualdad exista tengo que ver las diferencias para generar igualdad de oportunidades. Las patologías médicas con tratamiento y acompañamiento familiar, pueden ser crónicas, deteriorantes o no. La diferencia está en el período de voluntad donde la persona toma razón de su estado de salud entre la necesidad de una internación involuntaria en un estado de crisis.
¿Nos faltan lugares para tratar a los adictos en la provincia?
Ante el ascenso de causas y sin perjuicio de la apertura de centros de salud privados y espacios públicos como el nuevo centro de Atención de adicciones, contamos con poca capacidad de internación.
Hay dos orientaciones que dicen porqué se quiere sacar las instituciones, una tiene que ver más con los costos (eliminar la cantidad de camas) y otra (la desmanicomialización) está más orientada a la presencia de las casas de recuperación más comunitarias, de puertas abiertas y de extramuros que se enfoca más en lo terapéutico. Es un proceso de muchos años en el que se está avanzando, pero lamentablemente la problemática no se reduce sino que cada vez hay una fricción más profunda en la sociedad.
No solo hay cada vez más casos de adicciones sino también vemos que cada vez son más personas de menor edad.
¿Y los niños con problemas de salud mental?
Misiones cuenta con especialistas, de a poco se está tomando consciencia de la necesidad de tratar la salud mental en niños, pero aún contamos con pocos psiquiatras infantiles. Pero no tenemos son centros médicos infantiles de internación para chicos que sufran crisis de salud mental, no necesariamente por adicciones, pero que tienen un ataque psicótico. Los médicos son muy cautelosos en diagnosticar a tan temprana edad, pero hay chicos con patologías psiquiátricas a muy temprana edad, chicos de 8 a 10 años que ya pasaron por una crisis psicótica. La pasaron en los juzgados, con un alto grado de violencia, donde las familias no saben qué hacer.
El hospital pediátrico tampoco tiene una cama en reserva para este tipo de situación… hemos tenido un chico de 11 años que estuvo varios días esperando en una antesala mientras sufría un brote psicótico, le pegaba a los policías que pedían la intervención de personal femenino pero el problema era que las mujeres no tenían fuerza para contenerlo cuando el chico se tiraba contra algo.
Estas son situaciones reales donde la persona que atraviesa un brote no controla sus impulsos y hay que evitar que se lesione y lesione a otros.
No obstante, vemos los esfuerzos que se hacen desde el sector público para tratar de cumplir con estas materias pendientes.
¿Cuáles son los principales desafíos?
Hay que tener espacios intermedios, y que siga latente el espíritu de evitar la cronicidad del paciente en instituciones de salud mental. Hay mucho por pensar en este proceso de desmanicomialización de instituciones monovalentes a las polivalentes. Y la existencia de intermedios en el tiempo, porque cuando hay una crisis muy fuerte, no es viable que un paciente que acaba de salir de una cirugía por cáncer de mama comparta habitación con una persona que llega con una crisis psicótica en estado peligroso para sí mismo y terceros.
Además, nos enfrentamos a una gran desigualdad entre las personas con problemas de adicciones sin obra social ni ingresos económicos, de aquellas que tienen ingresos económicos y obra social. Mientras que existe un abanico de alternativas de tratamientos en los centros privados -algunos ni siquiera aceptan obras sociales y cuestan por encima de 600.000 pesos mensuales- en el sector público la oferta de tratamiento es más reducida: en la actualidad, en Posadas funciona el único Centro Provincial de Prevención y Asistencia Integral para el Control de las Adicciones, con una capacidad operativa de quince camas.
Ante lo hecho y lo que aún falta por hacer, creo que todos los operadores en esta temática y los tres poderes debemos seguir trabajando, apuntando a contener el ascenso en el consumo de diversas adicciones y sustancias (en Misiones se destaca el mayor consumo en pastillas, alcohol, cocaína o residuos de cocaína y marihuana).
Debemos reforzar la etapa de prevención en centros de salud y educativos, como mantenernos activos en los cambios de paradigmas respectos a las enfermedades de salud mental y en el caso de afrontar crisis los pacientes y sus familias deben conseguir la recepción de equipos preparados para un trato integral y digno, tanto en los centros públicos de nuestra provincia como en los privados.