Justo en este escenario internacional, con fuertes rivalidades manifiestas que se expresan en contiendas bélicas como en Europa y Medio Oriente, y con frenéticas carreras económicas que requieren del agotamiento de ecosistemas cada vez más sensibles, toca referirse al hogar de todos.
La Tierra tiene su día mañana y es una buena oportunidad para reflexionar sobre nuestra relación con el entorno y tomar medidas para protegerlo.
Pero a la luz del angustiante estado de las cosas, también es preciso reflexionar y reclamar por lo muy poco que hacen los grandes responsables de la hora más crítica del planeta.
China y Estados Unidos, los actores más relevantes del contexto global, son justamente los que
encabezan año a año el ranking de países más contaminantes y son, al mismo tiempo, los dos estados que aparecen detrás de los principales conflictos que ponen al mundo al borde de una guerra permanente y total.
Año a año, al celebrarse este día, ambos países emiten románticas declaraciones sobre el compromiso que asumirán para salvaguardar el futuro, pero en paralelo avanzan en todas direcciones en su frenética y voraz carrera por prevalecer uno sobre el otro, comprometiendo a las actuales y siguientes generaciones