La fuerte contracción del consumo está logrando lo que muchos se empeñaron en hacer y lo que nadie logró en todos estos años: desacelerar la inflación. El dato sin contexto da lugar al optimismo, pero es justamente el contexto el que anima a andar estos nuevos terrenos con premura y cautela.
La consultora Eco Go, especializada en el monitoreo de precios, informó esta semana a sus clientes que la inflación de los alimentos fue de apenas el 0,2% durante la segunda semana de abril. Tomando es dato como punto de partida, la proyección para el rubro más sensible de los que mide el INDEC es de 5,4% para todo el mes. Así las cosas, y pese a las nuevas subas que se esperan para algunos servicios y otros rubros, finalmente el Gobierno tendrá un solo dígito para mostrar cuando hable de la inflación de abril.
Según la proyección de Eco Go, el Índice de Precios al Consumidor cerraría en torno del 8,9%. De la misma forma, la consultora Econviews advirtió que 16 de los 49 rubros alimenticios mostraron rebajas de precios durante la segunda semana de abril.
La clave entonces sigue siendo el contexto. La fenomenal caída del consumo se expresa en casi todos los niveles. Empresas líderes del país dedicadas al abastecimiento de productos típicos de la mesa familiar admiten que el volumen de ventas cayó entre 10% y 50% interanual. En algunos casos es más que preocupante porque se trata de insumos esenciales como fideos, harina, yerba hasta arroz blanco.
El tema forma parte de la agenda de preocupaciones de todos, de la sociedad, el Gobierno y los empresarios. A los primeros porque implica el desarrollo de las economías familiares, a los segundos porque necesitan activar positivamente la economía real y a los terceros porque precisan saber cómo y cuándo comenzará la recuperación de sus ventas.
Aunque quizás lo importante ahora es hacer foco en la desaceleración inflacionaria, cuya lectura es también prioridad de los tres segmentos. A las empresas les importa mantener sus márgenes positivos, al Gobierno le emociona vender un IPC de un dígito… y aunque la inercia vaya desacelerándose, a la sociedad aún le pesa hablar de inflaciones de 8 o 9%.