Por lo general, los descendientes de los inmigrantes que llegaron a Misiones conservan buena parte de las tradiciones que trajeron sus abuelos europeos. Pero en Montecarlo, en particular, las familias con raíces alemanas, mantienen esas costumbres y hay muchos jóvenes que buscan recrear lo que vivieron al lado de sus mayores.
Tal es el caso de Axel Gabriel Plocher, un odontólogo de Montecarlo, que subió a las redes sociales un video en el que enseña a decorar el Árbol de Pascua. Explicó que en Alemania el “Arbolito de Pascua” se utilizaba para recibir a la primavera y para despedir al invierno.
“Se reconoce como un símbolo de la vida, la prosperidad, y el cambio de estación que produce, en general, un cambio emocional. Es que comienza a hacer calor, aparece más el sol, brotan las flores, aparecen los animalitos. En nuestro caso, es para recibir al otoño, y es acorde porque se utilizan ramas secas, que se decoran con huevitos para darle color”, manifestó el joven, hijo de Mario y Alejandra Szylak.
Se puede armar tanto en el interior de la casa, utilizando ramas secas, o fuera de ella, colgando los huevitos en un árbol o arbusto. Se pueden utilizar cáscaras de huevos de gallina, o pueden ser de materiales reciclables, lo importante es que queden coloridos para poder generar este simbolismo.
Durante su infancia y adolescencia, Axel fue alumno de la Escuela de Alemán de la localidad, donde le enseñaron todas las tradiciones. “Algo que está muy presente en mi memoria es que todos los domingos de Pascua se buscaba al conejito en base a las pistas que iba dejando. Tenías que encontrar tu canastita con huevitos, con los conejitos de azúcar y de chocolate. Mi familia siempre lo hizo, y todos los primos nos juntábamos en la casa de mi abuelo. Mi opa Juan nos preparaba la casita del conejo, que tenía hasta el cerco incorporado”, recordó.
Sostuvo que vivir esa situación “para mí era mágico. Lo tenía como verdadero, porque la prueba era la canastita. En Alemania todavía se mantiene eso de buscar la canasta de dulces del conejito”.
Entre las remembranzas, citó a una familiar suya, Frida Ema Mergenthaler de Plocher, que es la que se encarga de elaborar los conejitos de azúcar, “que son súper conocidos. No creo que haya persona en la localidad que no tenga en la memoria esta creación. Para mí era totalmente normal, pero cuando fui a estudiar a la ciudad de Corrientes, mostraba a mis compañeros y ellos no lo tenían incorporado, y eso me parecía raro”, dijo.
Comentó que el propósito del video “es traer ese recuerdo a esta época, para recordar la infancia, mucha gente escribió en los comentarios sobre la nostalgia que le produjo recordar cosas de su niñez. Es como una recuperación cultural”.
Contó que para preparar el “Árbol de Pascua”, a medida que iba preparando un alimento, tenía mucho cuidando de como romper el huevo, para que no quede inutilizado porque, lo ideal es que tenga una apertura solamente en los dos extremos. “Cuando se inició el mes de marzo ya empecé con ese cuidado porque a veces uno se distrae y se olvida. Casi no comí huevo hervido para no romper toda la cascara”, acotó.
Indicó que se pintan los huevos, preferentemente con colores pasteles, pero previamente se hace una abertura en cada extremo para pasar unos hilos del mismo color y así amarrarlos a las ramas. “Se dejan secar y una vez que están colgados, se pintan los detalles (puntitos, guardas)”. En su caso, colocó la rama en una base y la apoyó sobre la chimenea, arriba de una carpeta antigua. Luego hizo un lazo para dar el toque final al decorado.
“No fallé nunca”
En la localidad son típicos los conejitos de azúcar, también llamados zuckerhase que, además de vistosos son deliciosos. Se los elabora en diferentes moldes y de diferentes colores, pero los más típicos son el amarillo y el rojo.
Frida Mergenthaler de Plocher mantiene la tradición desde el día que aprendió la técnica, a los 17 años, y hace unos 60 años que hace los conejos de azúcar.
Axel Plocher rememoró que nació en Alemania como una alternativa cuando el azúcar se volvió más barata porque comienzan a elaborar azúcar más refinada en base a remolacha ya que en 1900 era muy costoso importar caña de azúcar. “Se comienzan a producir para la Pascua estos conejitos que son una alternativa súper económica comparando con los de chocolate, que también son típicos de Alemania. También se convirtieron en una opción para quienes son alérgicos al chocolate”.
“Muchas de las tradiciones que se mantienen en Montecarlo fueron traídas por los inmigrantes europeos. Aquí nos enseñaron que en Alemania es costumbre armar un Arbolito de Pascuas. Y también nos enseñaron a armarlo con ramas secas que juntamos del patio. En lo particular me genera ilusión. Hice el video y lo subí con el fin de hacer conocer y de mantener la tradición”.
Celebró que “en mi pueblo” se siguen elaborando y comercializando. En la época previa a la Pascua Frida los prepara y los vende, sus conejitos aún están presentes en las góndolas de los comercios de Montecarlo.
En las preguntas que contestó a Axel, la mujer recordó que como tenía edad de trabajar, consiguió un empleo en la casa de Carlos Ebert donde había moldes que fueron traídos de Alemania. “Me interesó y aprendí. Durante cinco años hacía conejos, pero al principio se me rompían. Pero como me gustaba lo dulce no me hacía problemas”.
Después dejé de trabajar en ese domicilio y estaba interesada en continuar con los conejos de azúcar, pero no tenía moldes. Fue entonces que “mi mamá me trajo dos moldes, pero la demanda era tal que no daba abasto. Era mucho trabajo, debería tener entre 40 y 50 moldes. En una ocasión, viajamos a Alemania y trajimos entre veinte y 25. Son muy pesados, uno llegaba a los dos kilogramos”, dijo, mientras hacía Don Juan Plocher, abuelo de Axel, comprobaba sus dichos, sujetando una pieza.
En Alemania es una tradición que los niños salgan a los patios a buscar a los conejos de azúcar. Y en algunos hogares de Montecarlo también. En Misiones no hay otra persona que se ocupe de la elaboración. Frida es la única, porque ella misma lo dice, ya que ella misma lo averiguó. Es nacida en Montecarlo, y se casó con Ricardo Plocher, ya fallecido. El matrimonio tuvo tres hijos: Alfredo Ricardo, Cristina Liliana y Jorge Marcelo (foto), a quienes transmitió sus conocimientos. Durante su juventud Frida participó de las actividades deportivas del Club Guatambú, porque vivían en la colonia.
Frida agregó que “empecé a elaborar. En esa época vivíamos en la colonia, y después vinimos a vivir al pueblo y acá ya se transformó como en una fábrica, tenía que hacer de a cien. A los 17 años comencé y hasta ahora llevo 60 años. No fallé nunca porque a mí me gusta. A los 83 años ya no tendría que hacer más, porque enseñé a mis hijos” a hacer esta delicia que tiene como ingredientes al azúcar, glucosa, esencia y colorantes, y algún que otro secreto profesional.
Pascua al estilo alemán
Se recibe oficialmente en primavera. Con la llegada de días más luminosos y cálidos, ese espíritu festivo que quedó dormido durante el largo invierno, empieza a despertar. Y con él, inician los preparativos para la Pascua, una fecha que reúne varios motivos de celebración.
La Pascua en Alemania es una mezcla entre las tradiciones católicas y paganas de hace siglos. Por un lado, se celebra la Resurrección de Jesús (domingo y lunes de Pascua), y por el otro, se festeja la llegada de la primavera. De las tradiciones paganas se desprenden elementos como los huevos de Pascua y el conejo de Pascua, que están relacionados con la fecundidad y el inicio de un nuevo ciclo.
Desde febrero, las tiendas empiezan a llenar sus vitrinas con huevos, conejos y plantas, que hacen recordar que pronto se acabará el invierno. Pero más allá del boom comercial, hay una serie de rituales que hacen parte de la preparación para la Pascua.
Uno de los símbolos de la Pascua es el Osterbaum. Es mucho más sencillo que un árbol de Navidad. Se puede armar con un par de ramas resistentes en una fuente con agua y se decora con huevos de colores. También se utilizan cintas de colores y figuras de conejos. Se utilizan solo las cáscaras del huevo y para extraer el líquido, se hacen dos pequeños agujeros: uno en la parte superior y otro en la inferior. Se debe soplar fuerte por uno de ellos, para que el líquido salga por el otro agujero. Cuando están vacíos y limpios, se decoran con agua de colores y con diseños alusivos a la primavera.