“La Escuelita de fútbol”, como la llama su entrenador, Javier Lezcano, no se trata de un club o institución deportiva con empalme físico o algún establecimiento fijo, como uno podría suponer por su nombre, se trata de un grupo de niños, niñas y adolescentes, entre 5 y 15 años, a los que los une una pasión y una necesidad.
La Escuelita, ubicada en el barrio Manantiales de Posadas, más específicamente en costanera y Andresito, entre Vivanco y Bustamante, no solo enseña a estos pequeños a jugar al fútbol, sino que intenta darles un almuerzo y una merienda al menos dos veces por semana.
“Es muy difícil sostenerlo, lo hacemos todo a pulmón. Cocinamos con una olla que me donaron y los conos con los que jugamos al fútbol también nos regalaron”, compartió Javier.
“Los chicos no solo necesitan comer, también necesitan divertirse, jugar, entrenar. En la medida de nuestras posibilidades intentamos darle eso, al menos un día o dos”, agregó.
Sin embargó, confesó a este Diario que su sueño sería poder darles un plato de comida al menos 3 veces por semana, “asegurarles eso, el alimento es lo principal en el crecimiento de un niño”, dijo.
“Hay veces que vienen cansados, sin fuerzas, no sabemos si comieron algo o no, y tampoco queremos que caigan en las adicciones”, explicó Javier.
Javier es albañil, pintor y e jugador de fútbol, junto con su compañero Federico Sanabria se las ingenian y sacan de su propio bolsillo para poder alimentar a 40 niños del barrio.
“Yo lo hago porque me gusta, me nace, pero no tengo un sueldo para hacerlo. Los vecinos a veces nos colaboran con algún alimento, pero a ellos tampoco les sobra, la necesidad es muy grande en el barrio”, señaló.
Javier y Federico cocinan al fuego de las leñas en el patio de la casa de Javier con los alimentos que consiguen en la semana. Si es un paquete de fideo o arroz, hacen un guiso, si consiguen harina, hacen pan, si tienen cajas de leche, hacen una merienda.
Sin embargo, hace un mes que la Escuelita permanece cerrada por falta de insumos. “Ya no sé a quién pedirle ayuda”, compartió Javier.
Donaciones
Para poder volver a poner en funcionamiento la Escuelita, Javier llama a la solidaridad de aquellos que deseen y puedan donar alimentos de todo tipo, pero, sobre todo, lo básico: azúcar, harina, fideo, arroz, leche, sal, puré de tomate.
Al mismo tiempo, también necesita una cocina para dejar de cocinar en el piso y remeras, shorts, zapatillas o pelotas para los niños y niñas. “Hay chicos que vienen a jugar al fútbol descalzos porque no tienen zapatillas”, remarcó.