Poco más de nueve meses después del asesinato del sereno de la Municipalidad de San Javier, la causa está prácticamente cerrada en la etapa de instrucción, puesto que el autor reconoció su autoría y firmó un juicio abreviado.
Según las fuentes consultadas por este Diario, el imputado de 45 años acordó una pena por el delito de “homicidio simple” por el cual estaba imputado.
Ya en diciembre pasado había solicitado ampliar su declaración indagatoria ante el Juzgado de Instrucción 5 a cargo de Selva Raquel Zuetta y la fiscalía representada por María Gisela Casafus de Castro. En ese acto había reconocido haber sido el que mató a Jorge Octavio Chamorro (52) hiriéndolo en el cuello.
Ante ese reconocimiento de la acción homicida que se le imputaba desde el inicio de la pesquisa, había trascendido que estaba dispuesto a evitar ir a debate oral por el crimen.
Efectivamente en los últimos días, en un acuerdo ofrecido por la fiscalía a su defensa, Sandro Villagra aceptó y firmó una condena de ocho años de prisión efectiva con costas por el asesinato de Chamorro.
El acuerdo fue presentado al juzgado y seguidamente la etapa de instrucción será clausurada y elevada al Tribunal Penal de Oberá, en conjunto con la solicitud de juicio abreviado.
Quedará el acuerdo a consideración de las autoridades del Tribunal. De haber conformidad con la pena por ese tipo de delito, Villagra será condenado formalmente. Cabe recordar que el Código Penal Argentino estipula en su artículo 79: “Se aplicará reclusión o prisión de ocho a veinticinco años, al que matare a otro siempre que en este código no se estableciere otra pena”.
Lo reconoció
El viernes 5 de mayo de 2023, aproximadamente a las 5.30, los primeros empleados llegaban a la Municipalidad de San Javier para comenzar las tareas del día, cuando vieron al sereno tumbado en el suelo. En principio pensaron que se había descompensado, pero al acercarse notaron que aparentemente ya estaba sin vida. Llamaron a la policía.
Efectivamente el hombre ya estaba muerto y no se sabía lo que había sucedido. En el lugar había dos armarios que estaban forzados pero no llegaron a ser abiertos. Los investigadores solicitaron revisar las cámaras de seguridad y observaron a una persona que entraba y salía del predio esa madrugada. Llevaba una gorra que tenía la marca de una H. Esa fue la primera pista.
A alguien le resultó familiar la fisonomía del sospechoso y así los investigadores comenzaron a atar cabos. En horas de la noche allanaron el Centro Integrador Comunitario donde trabajaba el sospechoso y su domicilio en el barrio 98 Viviendas. Secuestraron una motocicleta, un machete, un cuchillo y ropas con manchas de sangre, además de una gorra similar a la que se veía en el video.
La autopsia determinó que la víctima tenía dos lesiones punzocortantes en el cuello. Como no había signos de desangramiento en el lugar, se presumía que el asesino había limpiado la escena. De allí se conjeturaba que las manchas de sangre de las prendas secuestradas eran de Chamorro.