Hace 15 años Posadas se vestía de luto por la muerte de uno de sus canillitas más conocidos: Roque Montiel, el popular “Piturro”, ya que así se llama su tradicional kiosco de diarios y revistas que todavía sigue funcionando en el microcentro capitalino, en la esquina de las calles San Lorenzo y San Martín.
“Piturro” tenía 65 años cuando falleció alrededor de las 14 de aquel jueves 12 de febrero de 2009, después de luchar varios meses contra un cáncer de estómago que le detectaron en noviembre del año anterior.
Montiel, nacido en plena Nochebuena de 1943, comenzó a trabajar a los 12 años como repartidor de diarios en el kiosco de Don Lezcano, que estaba ubicado en Bolívar y San Lorenzo.
Al fallecer su patrón, y siendo él ya adulto, continuó trabajando y logró cambiar de ubicación la revistería, trasladándose al lugar definitivo donde durante las 24 horas se sigue atendiendo al público.
Cuentan los que trabajaban con él que, a pesar de ser el patrón, nunca faltó al kiosco, que solamente cerraba los cinco días en que no llegaba el diario: el Día del Canillita, el Primero de Mayo, Viernes Santo, Navidad y Año Nuevo.
Por estar todo el día abierto, muy pronto el kiosco se convirtió prácticamente en el “confesionario” del centro de Posadas. Todo aquel que pasaba por allí paraba para preguntar algo (una dirección, por ejemplo), contar sus penas, hablar y debatir sobre fútbol, política, música, el tiempo y todos los temas que diarios y revistas invitan a abordar.
En una nota publicada en su momento por PRIMERA EDICIÓN, Sergio Barrios, su colaborador desde 1991, aseguraba al respecto que “acá vienen de Buenos Aires los reporteros a consultarnos sobre la impresión que tenemos cuando hay elecciones”.
El caso es que “Piturro” y su kiosco ya forman parte de la historia de Misiones. Montiel descansa junto a sus padres en el panteón familiar del cementerio de Garupá.