La industria yerbatera vive días de mucha tensión e incertidumbre. Luego de la designación provisional de Petterson a cargo del Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM), episodio que generó mucha polémica en el sector, productores de toda la provincia se encuentran en alerta por las medidas que implementó el presidente Javier Milei a través de un megadecreto de desregulación.
El DNU contiene puntos que afectan al sector yerbatero, con la supresión de los mecanismos de regulación que ostenta el INYM, 21 años después de su creación.
“Creo que es muy apresurada esa medida, exageradamente apresurada y sin tener un mínimo de análisis de lo que puede pasar”, manifestó el productor Cristian Klingbeil en diálogo con PRIMERA EDICIÓN.
“Claramente esta gente no tiene idea de lo que son las economías regionales, el derrame que tiene, el manejo, lo que es la posición de la industria, así que me parece una locura lo que van a hacer”, agregó.
En esa misma línea, el exvicepresidente del Instituto Nacional de la Yerba Mate, Ricardo Maciel, indicó que, para los pequeños yerbateros es nefasto volver a dejar librado el precio al libre mercado. “Ya pasamos en los 90 en esa situación”, enfatizó.
“Sabíamos que esto iba a pasar, en primer lugar se van a tener que hacer cargo quienes votaron, no quiero meter la cuestión partidaria, pero van a tener que aceptar que metieron la pata quienes votaron ”, sostuvo Klingbeil, “es una guerra ganada por la industria, avalada por el productor que lo votó (a Milei)”, agregó.
Por su parte, el productor yerbatero de Aristóbulo del Valle, Nelson Sobotka, manifestó también su preocupación por la situación. “Ya hemos vivido esos momentos difíciles, donde siempre paga el pequeño productor, es el que más sufre estas medidas. Al no tener un precio de referencia, es imposible que el pequeño productor pueda seguir trabajando en las chacras”, apuntó.
Desfinanciamiento
Además de desregular las negociaciones de precio, también se le quita al instituto el estampillado de productos. “Si le sacás estampillas no tiene financiamiento por lo tanto no existe; el INYM no tiene presupuesto nacional”, especificó Maciel.
En sintonía, Klingbeil explicó que “semejante instituto, como nos merecemos, como necesitamos, sin estructura económica, sin el respaldo económico que necesita, es un instituto muerto”, apuntó.
“¿Quién va a poner la plata que no se va a poder recaudar con las estampillas, la Provincia? ¿Corrientes va a poner un peso? No, esto va más allá que solo el tema de precios. El INYM le molesta a todo el mundo, entonces acá, claramente, ganaron los industriales”, argumentó.
Por ello, advirtió que no hay razón de seguir defendiendo la resolución 170, el control de calidad, el precio mínimo, formas de pago, entre otras cuestiones que ya no habrá formas de hacerlo.
Maciel, a su vez, rememoró como trabajaban los yerbateros antes de la conformación del INYM. “Se está planteando como modelo económico lo realizado en la década del 90 y, a mi entender, fue la peor década para la estructura productiva de nuestra provincia”, afirmó y agregó que, muchos productores, públicamente manifestaron su apoyo al actual presidente de la Nación, a pesar de las alertas a lo que podría suceder.
“No existe libre mercado sano cuando hay un poder económico concentrado comprador, con miles de pequeños productores atomizados y poca capacidad de negociación”, finalizó.