“Y me fui por la Bajada Vieja, donde un día conocí el amor, y crucé por sus calles de tierra con el alma llena de ilusión, pero solo me esperaba el río acariciándome el corazón”, son las letras de “Posadeña Linda”, canción con el que el célebre Ramón Ayala, inmortalizara el tradicional paseo de la Bajada Vieja de la capital provincial.
Ayer, cerca del mediodía, en el mismo momento que sus restos partían rumbo al cementerio de la Chacarita en Buenos Aires, músicos y amigos se autoconvocaron en torno al Monumento “El Mensú”, y bajo la sombra de los Chivatos, los presentes junto a la Orquesta de Grillitos Sinfónicos y la batuta de Miguel Brizuela, despedían a Ramón con un repertorio cargado las canciones más emblemáticas de este artista.
En este marco, la cantante y promotora del encuentro, Cecilia Pahl, expresó que la noticia del fallecimiento del Ramón Ayala “fue un golpe para todos, pero bueno también sabemos que Ramón sigue y seguirá vivo por siempre; su trabajo para la cultura y para la provincia de Misiones es inmenso”.
Asimismo, indicó que los músicos “sabemos la importancia que tiene para la cultura de nuestro país la obra de Ramón: que es local y al mismo tiempo universal”.
En este sentido Pahl, señaló que Ramón Ayala es el artista más importante de la provincia: “Es un poeta inigualable, ha desarrollado toda su carrera y su vida al servicio de enaltecer la provincia y describir sobre su paisaje y sus trabajadores: el hachero, el cachapecero, el Mensú, en fin, toda la vida se dedicó a hablar de la provincia. Creo que es muy inmenso su legado y por eso es uno de los valores más representativos, si no el mayor, de Misiones”.
Además, manifestó que aquellos jóvenes que aún no conocen la obra de Ramón Ayala puedan acercarse y “que sea una bienvenida para todos los que no conocen su trabajo y que puedan ponerse a investigar, a cantarlo, a leerlo, a recitar su poesía increíble”.
Por su parte, la cantante Susana Moreno expresó: “Ramón fue un pilar muy importante en mi vida artística desde muy joven”. Además comentó: “Todo lo que se pueda decir de Ramón es poco, porque la gente que lo conoce sabe que él era un caudal permanente de creación, vos hablabas con él y te hablaba del día o lo que le pasó ayer y era permanentemente poesía, vos podías sacar una canción de cualquier conversación que tenías. Lo mismo en sus cuadros, lo mirabas y parecía que te hablaban o que te estuvieran cantando. No he conocido a una persona con un caudal tan grande como artista”.
También la artista Vera Tancredo, quien también interpretó canciones del Mensú, dijo “Ramón tenía una particularidad que tienen los grandes; las personas eran todas iguales para él, no discriminaba ningún género o tipo de música. Él me conocía y sabe que soy brasileña y mayormente hago Bossa Nova, pero nos juntábamos y era como que quería que la otra persona se sintiera cómoda y no menos que él”.
Por otra parte aconsejó a los más jóvenes “escuchar sus obras y al que le gusta estudiar, investigar un poco como ha llegado Ramón al Gualambao, en el que decía que escuchaba el sonido de la selva y de la tierra, que de ahí surgió ese ritmo netamente misionero”.