La Revolución Rusa de 1917 que se desarrolló en la madrugada del 24 al 25 de octubre (del 6 al 7 de noviembre en nuestro calendario gregoriano) desembocó en la formación de un gobierno revolucionario bajo el liderazgo de Lenin.
La primera fase de la revolución había ocurrido en febrero de 1917. En ese momento el zar Nicolás II fue desplazado y se instauró el Gobierno republicano.
El Gobierno provisional estuvo liderado por el príncipe Georgy Yevguénievich Lvov, que prometió reformas políticas y sociales. Fue reemplazado por Alexander Kerensky, quien tampoco pudo lidiar con los problemas políticos y sociales de la nueva Rusia.
En noviembre (u octubre para los rusos), una rebelión armada liderada por Lenin y los trabajadores lo sacó del poder.
¿Por qué se produjo la Revolución Rusa?
El 10 de marzo de 1917, la escasez de pan originó huelgas y disturbios en la capital. Cuando el Ejército se unió a los manifestantes, el zar Nicolás II fue forzado a abdicar y el parlamento, la Duma, fue suspendido.
El poder pasó a manos de dos instituciones: el gobierno provisorio, dominado por los “progresistas” de clase media, y el soviet de delegados de los trabajadores y soldados de Petrogrado, formado por varios partidos revolucionarios de trabajadores, entre los cuales se encontraba el famoso partido “bolchevique”.
Ambos cuerpos compartían el poder con dificultades; se probaron reformas democráticas, pero les seguía yendo mal en la guerra y el gobierno provisorio no logró responder a las demandas de reformar la distribución de tierras.
Así, el gobierno provisorio se apartó tanto de la opinión publica de derecha como de la de izquierda.
Cuando en julio el general derechista Kornilov intentó dar un golpe militar, solo los trabajadores militantes pudieron salvar al gobierno, quedando de manifiesto su falta de autoridad real.
Sólo el partido bolchevique, liderado por el intelectual marxista Vladimir Ilych Ulyanov, más conocido como Lenin, se había opuesto a la guerra en forma consistente, basando su campaña en el emotivo slogan “paz, pan y tierra” y entonces empezó a ganar apoyo.
Para septiembre controlaba los soviets de Petrogrado (actual San Petersburgo) y Moscú y fue ahí en donde comenzó a planear su golpe. El momento llegó cuando el 4 de noviembre los guardias rojos comenzaron a tomar el control de Petrogrado.
El gobierno provisorio se refugió en el Palacio de Invierno, que cayó sin luchar. El 7 de noviembre, los bolchevique se hacían del poder. Se instauró así el Estado obrero.
La revolución abrió el camino para que en 1922 se instaurara la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, que terminó colapsada en 1991.
Este movimiento ideológico revolucionario se expandió por el mundo y marcó a fuego el siglo XX. Continúa siendo objeto de estudios, de esperanzas, de simpatías y de grandes rechazos.