El especialista sostuvo que es necesario discutir un modelo de producción y desde nuestra mirada debe contemplar cómo nos incluimos los seres humanos en el ambiente. Fue específico al señalar que “tenemos que producir alimentos. El sistema hoy está produciendo materia prima para exportar y hay hambre”. “Es decir, estamos ante un modelo de producción claramente contaminante, cada vez más concentrado, con menos productores agrarios y con productores cada vez menos autónomos en sus decisiones. Ese modelo tiene como componente al glifosato, pero no es el único veneno: hay al menos 460 químicos que se utilizan en la Argentina de efecto socio ambiental”.
El glifosato
Explicó que el uso del glifosato recrea más dependencia del mismo producto: “Cuanto más glifosato echamos, más resistente se hacen las plantas. Es decir, usamos más glifosato, las plantas que queremos erradicar vuelven a surgir, y no abordamos las causas de esa situación”.
El glifosato se produce -hay 110 empresas dedicadas a ello- en la Argentina hace más de 50 años. Se vende en todas partes (en una ferretería, por ejemplo, se compra suelto o envasado) y se utiliza en todas las actividades: para pulverizar, limpiar las veredas, producir alimentos.
Eso fue generando esa sensación de que no pasa nada porque todos lo usan y que además es insustituible.
“Ese discurso hace daño porque la realidad es otra. Muchísimas investigaciones realizadas en la Argentina y en el mundo demuestran que el glifosato altera la función de los genes, es potencialmente cancerígeno, es uno de los 120 plaguicidas altamente peligrosos. Lo dice el Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer, organismo de la Organización Mundial de la Salud”, enfatizó.
Los bioinsumos
¿Hace bien la Provincia en prohibir el glifosato? Respondió que sí.
¿Por qué producto lo reemplazamos? Se propone que sea por bioinsumos. Hoy tenemos 32 bioinsumos que se utilizan en la Argentina.
“Tengo mi mirada crítica. Hay un riesgo: cambiar producto por producto. Es decir: estamos cambiando de producto sin cambiar la mirada respecto a nuestra inclusión en el ambiente y a cómo vamos a producir nuestros alimentos”, señaló. “Además de la dependencia, ¿vamos a seguir pensando en las consecuencias y no en las causas?
Desde mi mirada, si bien estoy de acuerdo en promover los bioinsumos, digo: ¡Cuidado! A lo mejor estamos cambiando producto por producto, y no vamos a las causas por las cuales un organismo vivo (malezas) se dispara en su población y se convierte en un problema ecológico y económico”, consideró.
Qué hacer
“Repensemos los agroecosistemas, los componentes dentro del sistema… Repensemos estrategias, busquemos más diversidad, mejores suelos, hagamos policultivos (diferentes cultivos en una misma superficie)”, opinó.
Expresó que hay muchas estrategias -biológicas, químicas y mecánicas-, tecnologías y prácticas agroecológicas que pueden ayudarnos a lograr mejores condiciones en esos sistemas productivos, para que no necesitemos ni glifosato ni otro herbicida.
La idea es hacerle la vida imposible a las plantas silvestres (malezas). Entonces, hay que observar las condiciones (humedad, luminosidad, temperaturas) que favorecen la vida de esas plantas y modificar eso para evitar que crezcan. Por ejemplo, sembrando cubiertas verdes, como la avena o la vicia, que cubren el suelo, después se secan y sirven como abono; el mulching, es decir una capa de vegetal seco sobre el suelo, que aporta sombra y es materia orgánica; manejar las densidades de siembra, sin dejar mucho espacio para que las plantas silvestres crezcan; en yerba mate, el uso de animales, como las ovejas. También son viables los sistemas silvopastoriles, sembrar plantas entre árboles, frutales, plantas de huerta, yerba, avena…, y remover lo menos posible el suelo.
Productividad del agroecosistema
Souza Casadinho dijo que debemos preguntarnos cómo pensamos a los bioinsumos dentro de lo que pedimos a los agroecosistemas.
La ley dice que hay que producir alimentos ecológicos, promover la salud socioambiental y aumentar la productividad.
Hay que pensar la productividad no de solo del cultivo que tenemos para vender, sino la productividad del sistema en términos ecológicos, la productividad de todo el agroecosistema.
Es decir, tenemos que ver y medir la productividad total: lo que sale y lo que queda del sistema productivo, como la biomasa en el suelo que le da sustentabilidad al sistema.
“Lo que muchas veces pesamos es cuánto vendemos y queda en el bolsillo, pero eso depende de cuánto se produce y hace que el sistema sea sustentable. Por ejemplo, la diversidad biológica y plantas que nutren el suelo, todo lo que se transforma en materia orgánica, en humus y que es fundamental para mejorar y aportar minerales al suelo, y le da sustentabilidad al sistema”, dijo.
Sostenibilidad o sustentabilidad
La ley habla de sostenibilidad pero “nosotros hablamos de sustentabilidad, que hace que recreemos las condiciones para que ese sistema agrario siga sin la dependencia de insumos externos”. Es decir: que el sistema pueda recrear sus condiciones de existencia sin la ayuda externa, porque si hay mucha ayuda externa, el sistema no es sustentable sino es sostenido. El sustento es la comida, es lo que posibilita su existencia.
Remarcó que “también le pedimos a los sistemas que sean productivos en términos ecológicos; le pedimos resiliencia, adaptación a los cambios, al clima; le pedimos autonomía en los productores, fundamentalmente para que no sea el mercado el que determine qué, cómo, cuándo y cuánto producimos; y le pedimos equidad para que podamos producir alimentos para toda la población, alimentos en cantidad y calidad, que puedan nutrir y no tengan plaguicidas”.
Conclusión
Opinó que se debe prohibir el glifosato, “nos queda mucho, pero es un inicio”. “La Ley de Bioinsumos está bien, pero seamos cautos, y promovamos los biopreparados en cada chacra, en cada comunidad; promovamos las estrategias, las prácticas, las tecnologías agroecológicas. Dicho de otro modo: Que el glifosato sea sustituible por agroecología”, dijo.
Ficha: Javier Souza Casadinho
Ingeniero agrónomo, de extensa y reconocida trayectoria en uso de plaguicidas y su impacto socio ambiental. Es docente de la cátedra de Extensión y Sociología Rurales de la Facultad de Agronomía, de la Universidad de Buenos Aires, y coordinador regional de la Red de Acción en Plaguicidas y sus Alternativas de América Latina.
Panel Ley de Promoción de Bioinsumos tuvo lugar el 11 de octubre de 2023, en la sede de la Multiversidad Popular en Posadas, Misiones.