Germán y Ayelén, una pareja de penitenciarios, podrían haber optado por guardar silencio y con ello, beneficiarse. En un contexto de crisis generalizada, con la economía entre las principales preocupaciones de las familias, quedarse con 150 mil pesos que se le cayeron a alguien sin que se diera cuenta sería fácil.
Y es que a veces, en un mundo en el que no abundan la honestidad y la empatía, hacer lo correcto termina siendo la opción más difícil.
Del otro lado de la historia un carnicero que acababa de cobrar su primer sueldo padecía la angustia de haber perdido en apenas segundos el fruto del trabajo de un mes.
Afortunadamente los dos extremos de esta anécdota volvieron a encontrarse en una segunda secuencia y el trabajador que había extraviado su primer salario recibió lo perdido de manos de una pareja que invita a refundar la ilusión en el semejante.
En un contexto normalizado, sin tantas tensiones y crisis, hacer lo correcto no debería llamar la atención.
Sin embargo, y vale como síntoma y diagnóstico social, la decisión que tomó la pareja ocupa páginas y espacios noticiosos.