María es docente en el colegio secundario ubicado en el barrio Cien Hectáreas de Oberá. Vive a casi 5 kilómetros de la institución y depende exclusivamente todos los días del servicio de colectivo para hacer ese trayecto. Hace muchos años que es una usuaria del transporte público y sin embargo reconoce jamás vivió una situación como la que le tocó atravesar el viernes. Al salir al mediodía de la escuela, esperó el ómnibus para volver a su casa. Como jamás llegó, debió hacer esos casi 5 kilómetros con sus herramientas de trabajo caminando mientras que en el cielo se acercaba una tormenta.
Si bien el nombre es ficticio, la historia es real y simboliza lo que tuvieron que atravesar miles de usuarios el viernes pasado, miles de obereños y vecinos de localidades aledañas, por un inesperado recorte de líneas y frecuencias que hizo el Grupo Z, que controla las dos empresas que realizan los recorridos urbanos, para presionar por los subsidios.
De esta manera, los obereños se encontraron el viernes con la sorpresiva medida en horarios pico. Trabajadores y estudiantes tuvieron que decidir entre invertir más para retornar a sus domicilios y pagar los siempre costosos remises. O hacerlo directamente a pie, como el caso de la docente contado en párrafos anteriores.
El Municipio, como ocurrió en episodios anteriores similares, se desentendió de la situación y reconoció que no estaba al tanto de la decisión empresarial.
“No nos han comunicado (la empresa), entendemos que se debe a no estar percibiendo subsidios nacionales. Nosotros hemos trabajado durante todo el mes de agosto con vecinos y comisiones para que en este mes comiencen a prestarse servicios en horarios que ellos solicitaron, lamentablemente hoy nos encontramos con esto”, declaró ese día Fabián Pizzuti, titular de Movilidad Urbana, organismo municipal encargado de controlar a las empresas.
Prometió que se labrarían actas correspondientes ante incumplimientos que pudieran corroborar. “Hay choferes que han dado a conocer de motus propio horarios de colectivos y líneas, que a nosotros no nos han comunicado. No es una decisión del Ejecutivo ésta sino de la prestataria; de contemplarse sanciones se ejecutarán”, reveló.
No obstante a todo ello, en declaraciones radiales transcritas por el portal Infober, el propio Pizzuti se defendió al sostener: “Yo no puedo salir a manejar un colectivo”. Y respaldó al Grupo Z al declarar que “sería peor la situación si la empresa se va de Oberá y deja sin servicios a los usuarios”.
Fueron los propios vecinos y la Defensoría del Pueblo los que tuvieron que reclamar para que el servicio, ya con el daño hecho, volviera a normalizarse pasado el mediodía.
“Queremos informarle que a partir de este momento se restablece en su totalidad, el servicio de transporte urbano de pasajeros de nuestra ciudad. En cuanto a las modificaciones que hemos diseñado junto a las comisiones vecinales y los vecinos que se comenzaban a aplicar en estos días, informaremos el estado de situación por este mismo medio. Gracias por entender y como saben, continuaremos trabajando juntos para lograr las mejores soluciones para los obereños”, fue lo que comunicó Movilidad Urbana anunciando la reanudación “normal” de todas las líneas.
Pedido de sanciones
La Defensoría del Pueblo solicitó al Poder Ejecutivo que se cumpla con las normas locales y sancione al Grupo Z con multas y la rescisión del contrato por incumplimiento de la ordenanza 3045 del régimen del transporte público urbano de pasajeros y la 3046 del pliego de licitación.
“Que se estudie un nuevo régimen jurídico, y se abra una nueva licitación sin costo del pliego que se presenten todas las empresas locales, provinciales y nacionales”, solicitaron desde la oficina que conduce Carlos Bernhardt; donde también se exigió “que se deje de dejar de basurear a los usuarios obereños” con el servicio de colectivo urbano.
Único requisito, incumplido
Con el recorte del servicio, el Grupo Z incumplió el único requisito que le establecieron los concejales al otorgarle un “boletazo” a su favor del 200%: respetar los horarios establecidos.
Al “romper” con dicha condición, los incrementos escalonados hasta diciembre que se le otorgó a la empresa debería quedar sin efecto. No obstante, los propios obereños se muestran incrédulos que Movilidad Urbana avance en esa línea.
Actualmente el pasaje en esta localidad, cuesta $90 con tarjeta o código QR y sin ellos, $120. Mientras que en el caso de las líneas especiales, 7A, 7B (a Guaraní), 8A (al Km 18) y la 3A a Pueblo Salto, el precio es de $110 de manera electrónica y $150 en efectivo.
Desde el 1 de octubre pasará a costar $110 (con SUBE o código QR) y $150 (sin sistemas electrónicos). El boleto especial será de $140 y $180 respectivamente.
Por último, desde el 15 de diciembre el boleto llegará a $150 con SUBE o QR y $200 en efectivo. Los boletos especiales pasarán a $180 y $230.
Nuevos horarios
Desde esta semana se deberían empezar a poner en marcha los horarios que las comisiones vecinales acordaron con el área que conduce Fabián Pizzuti para poder satisfacer las necesidades particulares de cada barrio.
En definitiva se trata de que los estudiantes tengan colectivos en las horas de ingreso y egreso de las escuelas. Y los adultos para llegar a tiempo a los trabajos.
En la mayoría de los casos, los “nuevos horarios” que deberían comenzar a regir son en verdad los que hacía Capital del Monte, la antigua prestataria del servicio, y que luego el Grupo Z decidió cambiar unilateralmente, cuando restringió el servicio y empezó a recortar las frecuencias.
“Hoy la realidad es que no hay horarios. Los colectivos pasan cuando quieren. A eso hay que agregarle que los que trabajan después de las 22 horas ya no tienen el servicio para volver a sus casas”, señaló una vecina a este Diario.
“En nuestro barrio 180 Viviendas se debería hacer efectivo desde mañana (por hoy) los cambios que estábamos pidiendo en los horarios para que los chicos puedan ir a la escuela. Sin embargo, ahora estamos dudando de lo que pueda ocurrir. Le envié un mensaje a Pizzuti para saber si mañana (hoy lunes) se va a cumplir lo que acordamos, pero hasta el momento no obtuvimos respuestas”, acotó otra vecina.
En ese contexto, muchos obereños señalaron en la última audiencia pública que algunas “paradas” fueron cambiadas de lugar por las empresas y ahora deben hacer un mayor trayecto a pie, ya sea para subir al colectivo o al bajarse y volver a su domicilio.