El último índice de pobreza en Argentina, un indicador que mide las privaciones y carencias, advirtió que casi el 40% de la población estaba en esas condiciones a fines del año pasado. En lo que va de este año, nos queda claro a todos, el flagelo no hizo más que crecer y en septiembre, cuando el INDEC informe el índice del primer semestre de 2023, habrá que estar preparados para un resultado abrumador.
Con todo, ese dato que conoceremos en pocos días ya quedó rápidamente “viejo” y hoy, a partir del golpe devaluatorio posterior a las elecciones Primarias, el flagelo alcanza niveles muy superiores… y nada indica que pueda moderarse. Como consecuencia de esa medida y de la inflación, el poder de compra de los argentinos se limitó drásticamente.
Basta con observar lo que ocurrió con la AUH (4,3 millones de beneficiarios menores de 18 años y 2,5 millones de titulares) para entender el crecimiento actual y futuro de la pobreza. Cuando arrancó hace 14 años, ese subsidio alcanzaba para adquirir el 80% de la canasta básica de un niño, mientras que en la actualidad apenas cubre el 26%.
En ese período la pobreza saltó del 33 al 40% a fines de 2022. Así las cosas, sobre el primer semestre de 2023 será implacable.