Hay personas difíciles de describir fielmente, por la riqueza de su legado, sus obras, sus huellas, su andar. Es el caso del doctor Jorge Adolfo “Pato” Staudt. Sin embargo, decir que fue un enamorado de la vida, podría acercarse a su figura. Familiero, apasionado, generoso, con la mirada amable capaz de aliviar dolores del alma. De profesión, pediatra…de profesión, ser humano.
Nació en la Capital del Monte, el 6 de noviembre de 1947, en el seno de una familia de inmigrantes brasileños compuesta por Reimpoldo Staudt y Camila Liesenfeld. Tuvo siete hermanos: Américo, María Alicia, Roque Luis, Juan Carlos, José Domingo, Julio Alberto y Gerardo Daniel.
De niño, como era habitual en la época, colaboraba con la economía familiar, por lo que desde los seis años hacía “changas” para ayudar a la familia. Fue caramelero en el cine, lustrabotas, ayudó en la gomería del barrio, colaboraba con el cine móvil, lavaba los platos en una casa vecina, fue niñero, entre otras ocupaciones por las que le daban algunas monedas que entregaba sin reparos a sus padres.
Seguir estudios universitarios no estaba en los planes de la familia, había que trabajar y ni siquiera se contemplaban posibilidades de solventar su formación académica. Por lo que con un amigo camionero se aventuró a ir por su sueño a la ciudad de Córdoba. Trabajando en lo que se presentaba, se graduó como médico en la Universidad Nacional de la ciudad mediterránea en 1972.
Obtuvo una beca para el Servicio de Pediatría en el Hospital Materno Infantil en Santiago de Chile. El inminente inicio de la dictadura militar en el vecino país lo trajo nuevamente a su pueblo natal. Así, el 1° de agosto de 1973 ingresó al servicio de Pediatría del Hospital actual, que aún no era SAMIC. Sus colegas eran el Jefe de ese momento, Dr. Orlando Saraceni, la Dra. Teresita Fernández, Dr. Iguri, Dr. Jones, entre otros. En 1978 fue nombrado Director del Hospital por el Consejo Profesional que estaba integrado por los jefes de Servicios: Dr. Augusto Derna, Dr. Rafael Dutra, Dra. Judais, Dr. Julio Estevez, quien estaba como Director y pasó a ser Jefe de Zona Centro. Ocupó la dirección del Hospital hasta 1984.
Vivió con su familia en la vivienda que entonces estaba designada para quien ocupara ese cargo, hasta 1982. Fue el organizador del actual SAMIC que pasaba a denominarse Servicio de Atención Medica Integral de la Comunidad. Luego, ocupó la Jefatura del Servicio de Pediatría, rol que le permitió organizar la especialidad en Pediatría dentro del nosocomio. Llegaron los primeros médicos para realizar la especialidad, entre ellos la Dra. Carmen Vidal, el Dr. Baranof, y luego se nombró como Jefa de Residentes Médicos Pediatras a la Dra. Miryam Ramonda.
El Dr. Staudt continuó involucrado con el Hospital, desde distintas áreas, hasta sus últimos días, prestando servicio en el área del Reconocimiento Médico. El pasado 14 de abril, falleció a los 75 años de edad. Su deceso se lamentó en todo el ámbito médico y comunitario porque la vida y obra del Doctor, trascendió y atravesó la sociedad obereña.
El pasado 1° de agosto, habría cumplido 50 años en la Salud Pública, por lo que la Dirección del Hospital Nivel III de la Ciudad de Oberá, acompañado por los profesionales y su familia, le rindieron un emotivo homenaje, nominando a la Sala de Internación Pediátrica con su nombre.
“Su esencia era el dejar ser y dejar hacer. Fue tan generoso todo el tiempo que compartió con nosotros que jerarquizó la Salud Pública, aunque también pertenecía al sector privado, su dedicación fue absoluta. Vio la necesidad de cubrir a las personas más vulnerables, a los que no tienen otra oportunidad. Su último emprendimiento dentro del Hospital fue ayudar a conseguir pensiones, beneficios para las personas con discapacidad, atender simplemente bien a la gente, con calidez y afecto. Así fue y así transcurrió su vida en el Hospital y ese es el emblema que nos impartió a nosotros. Somos la familia ampliada del Doctor, porque nos sentimos siempre así, nos hizo sentir siempre así. Fue un gran amigo, un gran jefe, un gran director, un gran compañero”, expresó en la oportunidad la Dra. Ramonda, actual gerente asistencial del SAMIC.
Trascender la vida, don de los elegidos. “Va a seguir estando presente entre nosotros, por su calidad humana. Así vamos a recordarlo, una persona simple, que prestaba el oído a un camillero, como a un profesional o a un paciente. Para mí como amigo y compañero, creo que lo disfrutamos mucho y debemos copiar todo lo bueno que nos ha dejado”, señaló Héctor González, Director del Hospital.
Un padre admirable
Paula (49), Federico (47), Alfonsina (46), Alfredo (44), Gustavo (40) y Emilia (37), son los orgullosos hijos del “Pato”. Con el dolor a flor de piel por su partida y la certeza de haber tenido al “mejor papá”, Paula, Federico y Gustavo, quienes residen en Oberá, recibieron a Ko’ape para recordarlo entre anécdotas, lágrimas y vivencias.
“En estos días hablamos con los chicos de la necesidad de contar cómo vivió papá. Nos reencontramos con gente que fue parte de nuestra vida, porque siempre compartimos con él todo. Comisión que había, comisión en la que se metía, nos decía hay que participar, después si no pueden, dicen que no”, relató Paula.
“Fue presidente de la Comisión Organizadora del 51° Campeonato Argentino de Básquet, que tuvo como sede a Posadas y subsede Oberá. Estuvo mucho tiempo en el Club Ex Alumnos (185), el Oberá Tenis Club, el campito de los médicos, entre otras instituciones. Tenemos un montón de anécdotas, porque por nuestra casa pasaban todos”, recordó Federico.
Durante la ceremonia desarrollada en el Hospital SAMIC de Oberá, donde se impuso el nombre del Dr. Jorge Staudt a la Sala de Internación de Pediatría, estuvieron sus hijos Paula, Federico y Gustavo y algunos de los nietos. En otra foto -gentileza de Jonathan Castaño-, se observa a los profesionales de pediatría del SAMIC que concurrieron al acto.
Fue un agradecido con las personas que en algún momento le dieron una mano y devolvió con creces cada favor recibido. “Eso nos enseñó con el ejemplo, a ser agradecidos y a no olvidar a las personas que pasan por nuestras vidas, aunque no nos pidan estar. Nuestros amigos eran sus amigos, siempre estaba para quien lo necesitara”, contaron.
“Un día un amigo de él, (Arturo Multineli), nos invitó a todos a ir a su casa a Posadas, ahí nos contó que cuando vivía en Córdoba a veces no tenía qué comer y papá lo poco que tenía siempre lo compartía, además de darle un lugar en su pieza para descansar, por eso a modo de agradecimiento, estando ya bien económicamente, nos regaló un terreno. Así era papá, siempre, ni hablar de las miles de historias con sus pacientes, su generosidad y calidez la percibimos permanentemente”.
“Un amigo nuestro de la infancia a quien no vimos más por las cosas de la vida”, contó Paula “cuando papá falleció me mandó este mensaje: ‘Lo que nunca tuve en mi casa, siempre la tuve en la tuya. Esa sensación de familia y de pertenecer. El abrazo cariñoso de un padre, la confianza, lo que hoy brindo a mis hijos lo aprendí con tu papá. Abrazar a mis hijos, abrazarlos, escucharlos, la sobremesa, las sentadas al sol y las siestas de lindas charlas. Dios siempre nos da lo que necesitamos, a mí, tu papá me brindó el amor de padre. Donde me vio siempre me abrazó y eso no lo olvido. A veces pienso que la vida nos separó, pero hoy me siento bien de saber que conservo en mi corazón, el amor de padre que aprendí ahí, con tu papá y con ustedes’. Ese era papá para nosotros, sus amigos y nuestros amigos”, afirmó.
Sobre cómo lo recuerdan…
“Fue un gran amigo”, señaló Gustavo. “Mi viejo fue un tipo que me enseñó a ser lo que soy”, agregó Federico. “Primero fue un gran amigo de sus amigos. Fue un excelente padre, un abuelo increíble. Admiro la polenta que le puso a su vida, todo lo que logró, educarnos con el ejemplo, a los seis, enseñarnos a ser buena gente. Nos enseñó a tener valores”, concluyó Paula.
Conmovidos, sus hijos, descubrieron que “papá nos cuidó hasta su último día. No nos contó de su enfermedad, tenía un cáncer muy avanzado y no nos dijo nada. Creemos que él sabía lo que le pasaba, pero nos cuidó hasta irse. Se fue con una grandeza, como quería, irse trabajando, en contacto con la gente. El amor que nos tenía era increíble”, sostuvo la hija.
El pediatra
Ser parte de la etapa de la vida tan importante para cada ser humano y para una familia, es parte de su legado. Atendió a miles de recién nacidos, generaciones y generaciones, entre el sector público y el privado, estuvo presente en más de siete mil partos. Formó a profesionales compartiendo su experiencia con generosidad y respeto. “No quería jubilarse y en sus últimos años en el hospital encontró su lugar para seguir ayudando. ‘Para mí el hospital es parte de mi vida’ nos decía, ‘están ustedes, mis nietos y el hospital’”, contaron sus hijos.
La política
Así como era hincha fanático de Boca Juniors, otra de sus pasiones, fue la Unión Cívica Radical, el radicalismo, al que dedicó mucho tiempo. Le dio dolores de cabeza, pero era otra pasión de su vida…fue presidente de la UCR local mucho tiempo, pero esencialmente era militante. Admiró y se inspiró en Sábato Esteban Romano en la política, (exintendente de la ciudad). “Fue una persona muy importante en la vida de papá. De hecho, cuando fue por segunda vez candidato a intendente, su sublema se llamó SER, que significaba Sentimiento y Expresión Radical en base a las iniciales de Sábato Esteban Romano”.
La política también nutrió su vida de relaciones afectivas eternas. “Dolor. En Oberá falleció el Dr. Jorge Staudt. Buen tipo, amigo. Me dio una mano cuando necesitaba, sin esperar que se la pida. Abrazo a sus hijos y seres queridos. Jorge, que tengas un buen viaje, y que descanses en paz”, escribió en redes sociales Ricardo Argañaraz, al conocer de su fallecimiento. Múltiples expresiones similares, recibieron sus hijos.
Su última entrevista
En el 2022 el Concejo Deliberante obereño entregó un reconocimiento a la trayectoria como médico a Jorge Staudt, posteriormente fue entrevistado por el diario digital Meridiano55, en su ciclo de entrevistas audiovisuales denominado Punto de Encuentro. En ese marco entre otras cosas el Pato dijo: “No es sencillo de describir todos estos años. En 50 años me han pasado tantas cosas, pero gracias a Dios, casi todas fueron lindas. Doy gracias a Dios el haberme permitido llegar hasta acá, ser médico, poner todo el amor y cariño a la profesión. Eso me ha dado a esta altura un bienestar interior único. Siento todos los días de mi vida el cariño, la amabilidad de la gente que atendí. Sigo trabajando en el Hospital, pude haberme jubilado, pero no quise, es mi segunda casa, siento la necesidad espiritual de estar. Me siento útil todavía. Toda la historia de mi vida no la hice solo, siempre me apoyó la madre de mis hijos, siempre todo hicimos juntos y gracias a Dios ellos están bien”, expresó en aquella oportunidad y relató que tenía el registro de todos los bebés que trajo al mundo en el Hospital: 3.900 en total.
“Soy un hombre común, papá especial. Mis hijos fueron el sentido de mi vida y sigo disfrutando con ellos. Agradezco tener tantos y tantos amigos. Agradezco a la vida que me ha dado tanto”, fueron sus palabras.
Para sus hijos quedan los recuerdos, las enseñanzas y la certeza del amor indescriptible que tuvieron. Transformar los reveses en oportunidades, entender que la vida es eso…desafiarse con pasión y sin reservas. “Nosotros coincidimos en que fuimos privilegiados, no paramos de recibir mensajes, anécdotas, reconocimientos a su figura por lo que fue en cada ámbito. Se hizo tiempo para todos y siempre tuvo a mano el abrazo y la palabra justa. Tuvimos un viejo que no pasó desapercibido, siguió sus pasiones y nos dijo en varias oportunidades que era un hombre feliz. Su lema era: Viva la vida”.